Por qué fracasa la ficción jurídica

Estoy viendo mucho House, totalmente enganchado. Pero nunca me enganché con una ficción jurídica en formato serie. El otro día, de todos modos, pedí un informe al Registro de Reincidencia y me salía un antecedente de Ally McBeal del 2000, aunque la causa está prescripta. Sí me declaré culpable con Grisham en todos sus formatos. Tengo un ranking permanente de películas jurídicas y alguna vez deberé escribir un post sobre ello: éste es conceptual.





Muchos hemos visto artículos o ciclos universitarios de Cine y Derecho (como este de L. Arrimada). Valentín Thury Cornejo escribió un gran artículo en la revista Academia al respecto. Sus bondades se aplican a la buena ficción jurídica que es, digámoslo, la excepción.


Entonces vamos a dar vuelta la cámara, y pensar por qué lo malo es la regla: por qué (tantas veces) fracasan las ficciones jurídicas.


  •  Porque el autor es un moralista que pinta con negros y blancos un soso partido lineal entre las fuerzas del bien puro versus el mal absoluto. Como diría Moria: narrativamente nada me interesa menos que eso. Con la probable excepción de un proteste ya de CQC, o de los partidos de un equipo cuyo técnico se hace llamar checho.
  • Porque no decantan en una narrativa jurídica sino forense (descubrir cómo o quien hizo tal cosa) de seguir ciertas “pistas”. Tan emocionante como despejar equis en una ecuación de segundo grado.
  • Por irrealidad. Habrás ganado el Oscar, pero la forma en que se resuelve el crimen de “El secreto de sus ojos” quiebra cualquier suspensión de la incredulidad (el tipo declara sin asistencia de abogado y se delata solo ¡mostrando el pene a la Secretaria cuando dudan de su hombría!; lindo trabajito el del relator al que le manden fundar un procesamiento con ese marco probatorio -- ah, de paso, creo que esta es la parte en que había que avisar sobre un posible espóiler).
  • Por realismo. Habiendo tanto campo abierto en el campo de lo ficcional, se empecinan en tratar casos “reales”. Pero no todos pueden firmar "Amistad", y se corre el riesgo de quedar a media agua entre un lavado docudrama mezclado con informe de Chiche G. (cuando se recurre a la exageración y al sensacionalismo para mover a patadas en el traste una historia que se achancha).
  • Por delirios de grandeza: no les basta con metaforizar, quieren explicitar una suerte de “conspiración” sistemática. Pero las cosas no siempre funcionan a gran escala. García Márquez habló de Macondo, no quiso escribir la historia emocional de Latinoamérica.
  • Porque quieren encontrarle una vuelta jurídica retorcida. Caso en el que el autor sabe (o cree saber) derecho y quiere demostrarlo. Recordar siempre que el silogismo jurídico tienen que estar al servicio de la historia y no a la inversa. Cuando se busca a toda costa una “sorpresa” como mecanismo de resolución el sueño de la razón produce monstruos: un Deus ex machina del tipo de alguien que pasó doce años preso antes de que el abogado convenientemente planteara en el REX que no lo podían condenar porque la acción penal estaba prescripta desde el principio.
  • Y esto queda para el final, aunque debió ser mencionado en primer lugar: las ficciones jurídicas fracasan porque los actores sobreactúan. Este ítem solo cubre el 90 % de los casos. Doy en pensar (en penar) que los actores (o tal vez los guionistas) argentinos suponen que el mejor abogado es el más jetón. No es así.
  • Pienso además que como la naturaleza imita al arte, los clientes argentinos están esperando que su abogado sea un jetón, piensan que eso es bueno para la suerte de su causa.
  • Pienso además que los abogados jetones recurren a tácticas de guerrilla legal estereotipadas y disfuncionales que conspiran contra el mejor servicio de justicia.
  • A todo esto es evidente que se necesita (a) hacer una teoría y definición del abogado jetón –fase superior de su antecesor, el estudiante jetón–; sólo diremos que no es más combativo quien más jetonea-, y (b) decir que si esto es así, es posible que una parte de los problemas de la justicia sean causados por la mala ficción jurídica que predispone a comportamientos irracionales vaciados en el molde del jetonismo

Lnks

- Thury Cornejo: El cine: ¿nos aporta algo diferente para la enseñanza del derecho? (pdf). Salió en Academia, año 7 nº 14 (2009).
- El blog de cine y derecho.