Eso es Puerto Argentino/Stanley. El mar da al Norte.
Acá transcribo la nota mía que publica hoy Página 12
Banderas para todos: Malvinas y nosotros
Es responsabilidad de nuestra nación, a la par que articula sus reclamos de soberanía por Malvinas, plantear (y planear) con suficiente detalle de qué modo podría darse el encuadre institucional de este territorio. No se trata de un ejercicio de ficción, sino de una parte esencial de los argumentos que debemos presentar en su mejor luz a los isleños y a la comunidad internacional. En este proceso, necesariamente complejo, Argentina tiene una piedra de apoyo que cabe en una palabra: federalismo.
La singularidad de la cuestión Malvinas parece reclamar su encuadre como una nueva provincia y ese estatus daría –a la Argentina y a los malvinenses– una formidable gama de alternativas institucionales superadoras del obsoleto y disfuncional modelo colonial. Para empezar, esa provincia tendría el derecho a tener una Constitución propia, en la que definirá su sistema de gobierno y su sistema de justicia, sin más que tres condiciones básicas: asegurar un sistema de justicia, la educación primaria y un régimen municipal (artículo 5 de la Constitución Nacional).
De hecho, las islas ya tienen su propia Constitución (la última versión es de 2009), que incluye una Legislatura de ocho miembros, una Justicia propia y una sección interesante de derechos que es totalmente congruente con la Constitución argentina: en los rasgos generales, bien podría ser la Constitución de cualquiera de nuestras provincias. Pero sería un salto de autonomía política local, y todo un detalle a favor del cambio, que los isleños ganaran la posibilidad, por ejemplo, de elegir su gobernador por voto popular: actualmente es digitado por la corona.
La incorporación del territorio malvinense a la República va a requerir, como cuando se incorporó la provincia de Buenos Aires a la Confederación después de la batalla de Pavón, un régimen constitucional especial para el nuevo territorio. Así lo presupone desde 1994 la Constitución argentina en su cláusula transitoria primera, cuando, a la par de reivindicar la soberanía, especifica el compromiso de respetar “el modo de vida de sus habitantes”. Esto implicará, desde luego, una provincia que pueda tener dos idiomas oficiales: nada demasiado raro en el ancho mundo del federalismo comparado, ni siquiera en nuestro país, donde Corrientes tiene como idioma oficial alternativo el guaraní. Consistentemente con ello, las cuestiones de toponimias se pueden resolver con el simple recurso de la doble denominación.
Yendo a detalles prácticos, bien se podría reconocer un régimen de nacionalidad ad hoc que les permita tener doble ciudadanía, transmitida por ius sanguinis, a los hijos de ciudadanos británicos residentes en las islas. Sigamos: no será una novedad un sistema bimonetario en un territorio local argentino, donde hasta hace una década las provincias tenían sus propias cuasimonedas. Por otro lado, dentro de la simbología, y como cualquier otra provincia argentina, Malvinas podría tener su propia bandera, elegida por sus autoridades. La bandera del Estado de Malvinas.
Al integrarse a la Nación Argentina podría tener, con nuestro sistema, nada menos que tres senadores y cinco diputados en el Congreso, para una población local de poco más de tres mil habitantes. Hoy, por supuesto, la población de las islas no tiene representación en el lejano Parlamento británico.
Un eventual acuerdo de incorporación podría otorgar a la nueva provincia el derecho de mantener potestades relevantes sobre su legislación civil. Hay que recordar que el régimen de un código “común” que establece el artículo 75, inciso 12, de la Constitución no es un dato definitorio de los sistemas federalistas, y que el modelo norteamericano ha manejado con notorio éxito una convivencia no traumática de un mosaico de sistemas legales.
Como todas las provincias argentinas, Malvinas tendría el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio, y su gobierno podría celebrar tratados interprovinciales e internacionales con conocimiento del Congreso (artículo 124 de la Constitución). Tendría derecho a tener su propio sistema educativo y su policía local. Tendrá derecho a tener su zona franca (conforme al sistema de la ley nacional 24.431) y podría adjudicársele un área aduanera especial o admitir un sistema de promoción industrial que potencia sus potencialidades, porque si las Malvinas van a ser también nuestras islas nos interesa que se puedan desarrollar.
Algunas cláusulas jurídicas específicas podrían establecerse en el curso de una hoja de ruta que pueda articular una descolonización singular (por vía de hipótesis, el derecho de los órganos políticos isleños a decidir sobre la instalación de establecimientos de utilidad nacional, la admisión de la intervención federal como un evento sólo viable a requerimiento de esas autoridades locales, etc.) y plasmarse al máximo nivel legal, como cláusulas incorporadas a nuestra propia Constitución, para brindar garantías adicionales.
Varias de estas ideas se comprenderán con facilidad si se entiende que dentro de un sistema federal no siempre rigen las reglas one size fits all, y que puede haber territorios con reglas específicas y diferenciales, como de hecho ocurre con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su estatus de semiprovincia urbana.
No se trata de copiar la fórmula de Hong Kong (“un país, dos sistemas”) ni de crear un Estado Libre Asociado, sino de repensar la cuestión desde nuestra propia lógica, en clave federalista y encontrar las claves prácticas para destrabar los nudos atados por los conflictos y la ocupación. De pensar en alternativas que inescapablemente deberán ser contempladas y definidas con mucha paciencia, creatividad y responsabilidad en una mesa de acuerdos.
El camino hacia Malvinas, contraintuitivamente, tal vez no está en la persistencia de ver la cuestión como un asunto exclusivo de derecho internacional público; tal vez la salida del laberinto y el mejor camino para repensar y argumentar la cuestión desde la Argentina sea la de explicitar la enorme potencialidad y riqueza de nuestro derecho público provincial y municipal.
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¿pero no formaría parte de Tierra del Fuego?
ResponderBorrarGustavo, muy buen post. Hay otro argumento, si querès más històrico sociológico, que es tomar en cuenta como un grupo nacional, bastante similar a los "kelpers", se incorporó a la Argentina allá por el siglo XIX. Me refiero a la comunidad galesa que se instaló en la provincia de Chubut, estimo que con bastante éxito, manteniendo su lenguaje y sus costumbres, con lazos con Gales, etc. Me parece que, además de lo constitucional, hay buenas razones históricas que les permitirían a los isleños animarse a dar el salto. Incluso uno podía ver afiches de la campaña en Chubut con apellidos galeses en las listas de Das Neves, entre otros! Saludos, José
ResponderBorrarHoy por ley de límites está formalmente -virtualmente- en TDF. Solución: art. 13 Constitución, TDF cede y Congreso Nacional aprueba.
ResponderBorrarEn cuanto al otro temas, justo hoy en una nota que me hizo Uki Goñi para The Observer mencionaba el caso de la comunidad galesa.
Muy bueno!!... por ahí creo que pasa la cosa. Además, como para seducir a los Kelpers, en nuestro país el petróleo es propiedad de las provincias, con lo que ellos se quedarían con buenas regalías, al igual que las provincias productoras continentales.
ResponderBorrarMuy buena la nota. Habíamos leído idea parecida a propósito de conflictos nacionalistas, los Estados-nación de "aristas blandas", en Jonathan Glover "Naciones, Identidad y Conflicto" en McKim/NcMahan (comp.) "La moral del nacionalismo".
ResponderBorrarLo que menos me entusiasma es que tengan el "dominio originario" de sus recursos naturales. Creo que el art. 124 es lo único de la Const. del 94 que (por ahora) revisaría...
Saludos,
CV
¿No te olvidaste de que hay una insólita ley que las incluye en el territorio de la también insólita provincia de Tierra del Fuego?
ResponderBorrarV.S.
Hablo de eso en un comment más arriba, v.s.
ResponderBorrarY que TDF renuncie a recursos que podría obtener.
ResponderBorrarLey 23.775 de “Provincialización del último Territorio Nacional” del año 1990 coloca a las Islas del Atlántico Sur como integrantes de la Provincia de Tierra del Fuego.
ResponderBorrarMuy buena la nota y el enfoque desde el Derecho Público Provincial.-
Siempre pense sobre la reinvidincacion de la soberania en nuestras Malvinas, desde la perpectiva historico-juridio, desde nuestra emancipacion de españa, desde la prolongacion de nuestro territorio a traves de la plataforma submarina etc., pero nunca como se desarrola en este trabajo. Siendo este ultimo expresado con un lenguaje accesible a todos, pero con un perfil academico muy enriquesedor. Escuche sobre esta pagina, en LU5 radio Neuquen ayer creo que en un programa a la tarde, y me intereso. Siguiendo con lo sustancial de la nota es un aporte mas para formarnos no solo para saber por que las Malvinas son nuestras si no que hacer y que rango juridico darle, cuando se recuperen.
ResponderBorrarInteresante enfoque. Pero hay algunos detalles.
ResponderBorrarEn primer lugar, hay que aclarar que bajo ningún punto de vista la provincia “Falkland-Malvinas” podría tener una moneda exclusiva (art. 75 inc. 11). Las cuasi-monedas que supimos conseguir eran técnicamente “deuda” y no “moneda de curso legal”. Esto significa que cualquier obligación en Malvinas podría ser cancelada en Pesos (al tipo de cambio que fija el gobierno central), más allá de que entre ellos quieran usar Patacones. La alternativa, claro, es que el gobierno adopte la Libra Esterlina como moneda, en una insólita reedición del plan de convertibilidad.
En cuanto a la legislación común, no existe en la Constitución ninguna posibilidad de que una provincia pueda abstraerse de la legislación civil, penal, comercial, laboral, de minería o de seguridad social que dicta el Congreso (art. 75 inc. 12). Esto significa, por ejemplo, que deberán casarse, contratar, comerciar (y quebrar) o testar según ciertas leyes argentinas de orden público, muy diferentes por cierto a las anglosajonas. Ah, y las empresas deberán someterse a la legislación laboral común (sí, “someterse”) y pagar todos los impuestos federales indirectos (art. 75 inc. 2) vigentes en el territorio, incluyendo el “progresista” IVA del 21%. Los impuestos “directos” creo que también deberían pagarlos, pero eso sería más largo de analizar.
Además, siempre quedarían sujetos a la legislación federal, con su consabido efecto expansivo vía el art. 75 incs. 18 y 32, que dan cobijo al temible “poder de policía de emergencia” (“emergencia” que, dicho sea de paso, está vigente por dos años más y van…).
Otra pregunta, que seguramente algún kelper madrugador querrá formular, es si es posible que el gobierno de Buenos Aires expropie sus bienes a precios irrisorios, fije retenciones a las exportaciones vía Resolución ministerial, declare el estado de sitio exclusivamente en su territorio (es decir, suspender de un día para otro todas sus preciosas “garantías”) o incluso declare la intervención federal. La respuesta técnica es obvia y -es cierto- quizás algunas de estas “posibilidades” estén también en el régimen británico. El problema es la “probabilidad” ¿no?
En fin, sólo detalles. Me pregunto por qué, con un marco jurídico tan respetuoso de las autonomías locales, es que estos isleños no se avienen a integrar nuestra Santa Federación.
Todos esos asuntos son ítems de una hoja de ruta y para todos -creo- podemos articular un marco constitucional ad hoc, dentro de coordenadas federales, no necesariamente simétrico con el resto de las provincias, atento a la singularidad de la cuestión Malvinas. Si te fijás bien de eso hablo en la nota, con referencia específica a la intervencion federal, pero proyectable a muchos otros items mas, y por supuesto al 75 inc. 12 y la legislacion comun. De hecho la CN vigente abre la puerta a formas de propiedad comunitaria, que no son las canonicas del Código Civil. El marco federal es un tapiz muy ancho para que tejamos soluciones.
ResponderBorrarSi después de eso alguien me dice que el problema es la "legislación laboral" o la alícuota del IVA que es del 21, cuando ellos tienen un VAT de 20, eso significaría que la salida del laberinto Malvinas está mucho más cerca de lo que pensamos.
El desafio esta en como convencer a los kelpers de pasarse de un sistema administrado por el primer mundo a un sistema administrado por un pais con graves deficiencias institucionales y poco democratico (casi fascista en la misma liga de los narco-estados venezolano y boliviano) como la Argentina. Tampoco tiene paralelo lo de China/Hong Kong siendo aquel un gigante militar y economico, donde estos factores han sido preponderantes. Te planteo este desafio. Hoy por hoy hay que pensar en reconstruir el pais y las instituciones (la justicia, la seguridad, la economia) antes de pensar ofrecerles a los kelpers cambiar de bando. Hay que poner en orden la casa primero.
BorrarJavier
Lo que yo planteo no es una formula magica de tipo abracadabra para ganarle a Karpov sino una idea de cómo abrir la partida de una negociación. En ingleses, y posiblemente en isleños (no kelpers, que para ellos es ofensivo) la idea de una integración a argentina les causa seguramente hoy una sensación de incredulidad. Bueno, recordemos a Samuel Taylor Coleridge: hay que encontrar medios para penetrar en eso y provocar una suspensión de la incredulidad, y de ahí las cartas se pueden poner sobre la mesa y acomodarse solas.
BorrarHay tantas cosas que nos parecían inverosímiles que pasaron del 89 para acá en el tablero grande del mundo, que la posibilidad de cambiar algo aquí no debe ser un partido que tengamos que declarar por perdido antes de jugarlo. Estamos hablando de una población que entra sentada en la bandeja de una tribuna de una cancha del ascenso.
¿Nos da la nafta para eso? Yo creo que sí, Argentina no es un cuatro de copas, es un G20, es una pequeña potencia subcontinental, tiene un historial de derechos humanos mucho mejor que el que China tenía, esto medido por indicadores objetivos y no por anécdotas, incidentes o problemas cotidianos o por la espuma de tapa de los diarios. Y tenemos un lazo emotivo con esas islas diez mil veces más fuerte que el que tienen los de Londres. Sólo hay que trabajar ese lazo desde el lado luminoso de la fuerza, y no desde el lado oscuro.
Gustavo:
BorrarYo entiendo tu planteo y estoy 100x100 de acuerdo con el reclamo de las islas. El tema es que siempre en toda negociacion uno debe ponerse en el mind-set de la parte opuesta y tratar de satisfacer sus demandas en la medida de lo posible. De lo contrario se termina en punto cero. En mi opinion creo que este es el nivel que hemos alcanzado en este momento con los ingleses. Un ex-canciller, que la tenia clara creo que era Guido DiTella. Quizas por su formacion y haber vivido en Inglaterra. El buscaba un dialogo no una confrontacion como lo ha hecho este gobierno. Tampoco ayudara la reciente designacion en Londres. En cuanto a tu apreciacion de que los indices reflejan la posicion mundial de la Argentina es discutible siempre dependera de que indices se tomen. De acuerdo por ejemplo al Freedom Index aparecemos junto a paises africanos, "less free". Tambien en indices de corrupcion, de "riesgo pais" estamos muy mal - todos ellos importantes en la mesa de negociaciones. La invitacion a formar parte del G20 fue hecha al gobierno anterior cuando la Argentina parecia haber cambiado el rumbo equivoco en politica internacional que habia mantenido historicamente. Hoy seguimos formando parte pero condenados a la irrelevancia.
Entiendo. Acá, hoy, en la secuencia de puntos quien está sobreactuando la confrontación es UK, mandando insólitamente un destructor. Hay que responder con pies de seda, pero mantener el tema vivo. La idea de Di Tella no me parecía mala en abstracto pero si era necesario darle más institucionalidad y menos ositos, a eso apunta la idea que propicio en la nota.
BorrarLa idea de Argentina como potencia subcontinental -y con continuidades que trascienden gestiones- está muy bien defendida en este post -donde también hay referencia a Malvinas-:
http://eladentro-elafuera.blogspot.com/2012/01/donde-queda-la-argentina.html
Decile al Anónimo de las 4AM del 2 de Febrero que la madrugada no es buen momento para comentar boludeces.
BorrarERROR! Tremendo ERROR suponer que hay que convencer de algo a los kelpers.
Error que supone dar por válida la tesis del adversario. La misma boludez que impulsaban Cancilleres avergonzantes como Guido Di Tella.
Convencer a un kelper de que se haga argentino es como convencer a un hincha del Manchester United de que se haga hincha de San Lorenzo. Totalmente al pedo el esfuerzo y al pedo los beneficios resultantes. Además de que NO VA A OCURRIR.
Sencillamente porque esa es la tesis inglesa: "Vayan y convenzanlos de hacerse argentinos". Hay que ser un poco pelotudo para hacer propio ese abordaje.
Lo que hagan los kelpers es asunto de ellos. Nuestra misión es sentar a los ingleses en una mesa (Y SOLO A LOS INGLESES) para discutir y negociar soberanía en las islas. Usando la estrategia que se considere apropiada. Pero en esa mesa sólo se tienen en cuenta los intereses argentinos y los ingleses. Los kelpers SON INGLESES. Y su representante en esa mesa es el jefe del Foreign Office.
Perdón Arballo, por irrumpir así, muy edificante su post, como siempre. Pero primero lo primero. Antes de pensar dónde encuadramos las malvinas cuando sean nuestras, hay que desnaturalizar entre nosotros y nuestros aliados la idea de que Malvinas es un proto-estado con autodeterminación. Malvinas es una colonia inglesa llena de ingleses. Por eso sudamérica no acepta una bandera que no existe. Unos 3000 para ser exactos. Se debe cuidar el interés de los mismos, según reza la 2069 de Naciones Unidas, pero sólo eso. Y si eso significa comprarles unos terrenitos en los suburbios de Sheffield, amén.
En resumen, 8 años de abordaje nac&pop en las relaciones exteriores han provocado ya mejores resultados que 30 años de "política de seducción". El envío de un destructor inglés a las islas de estos días, sin que medie siquiera un movimiento de un sargento por parte de la tropa argentina, no es otra cosa que un claro triunfo de nuestra diplomacia.
A ver si descolonizamos un poquito el marote y nos dejamos de preocupar por si el príncipe entiende o no entiende los vientos patagónicos para volar su helicóptero.
El próximo paso es lograr el consenso de Chile para cortar los vuelos desde el continente a las islas. Qué van a hacer ahí? A quién van a mandar entonces? A Mr. Bean?
Coincido en casi todo con Contradicto, salvo en la bandera "nac & pop" de esta política, que en realidad fue la misma que rigió entre 1983 y 1989, con las limitantes de que Chile estaba claramente en otra en esa época. Y no estoy nada seguro que hoy nos vayan a dar esa mano que nos hace falta con los vuelos. Es una lástima que no estemos más pletóricos en gas, porque eso sería una ayuda.
BorrarContradicto, Argentina tiene una posición histórica, s sus "intereses" sí, a sus "deseos" no. Tener una idea del encuadre institucional es algo que me parece que puede ayudarnos a buscar el escenario de la mesa de negociaciones. Después todo es un trabajo acumulativo que hay que hacer con cuidado y administrando las opciones y planteos con inteligencia y constancia, porque no tenemos una bala de plata.
Borrar(perdón por la tardanza en administrar y responder comentarios, no estamos ni en la mitad de febrero y ya tenemos la manzana rodeada con cosas que hacer)
Muy bueno el artículo, viste que te citaron en The Guardian??
ResponderBorrarRamiro
Si, estabamos en eso. Agregamos el link de esa nota del Guardian >> http://goo.gl/1qA8Z
ResponderBorrarEstimado Gustavo,
ResponderBorrarLa verdad es que leer tu articulo resulta reconfortante porque demuestra la buena voluntad de alguien que se preocupa en estudiar los temas y en avanzar en propuestas concretas. Algo que en nuestro país escasea, ya que todos somos opinologos criticos y nadie "empuja el lápiz".
En sentido concordante con tus apreciaciones, creo que Argentina frente a los kelpers se comporta como unos padres de familia que quieren convencer a un chico de ser adoptado por ellos, mientras a que a sus hijos anteriores (naturales o adoptados) los trata pésimo.
Y digo esto como vecino de una provincia patágonica (Chubut) donde constantemente vemos como el "federalismo" se declama y no se concreta. Donde los gobernadores prefieren resignar su rol de recaudadores originarios para ir a limosnear coparticipación o ATNs. Donde producimos petroleo, electricidad, alimentos (pesca por ej.), y tenemos que pagar todo mucho más caro y sin subsidios.
Que el Estado Nacional reclame el territorio de Malvinas con tanto enfasis, sin preocuparse por velar por el "Interior" en algún punto me parece provocador y hasta discriminatorio.
Respeto los sentimientos que para muchos genera la causa Malvinas, pero la verdad es que prefiero que la soberanía nacional y el federalismo se pongan en valor en el territorio que actualmente poseemos y no gastar esfuerzos en algo que no tenemos y que estimo que si llegamos a poseer, lo trataremos igual de mal que al resto del "Interior".
Ricardo G.
Una de las cosas que iba a abordar en la nota, que finalmente exclui para no alargarla, era la idea colateral y el beneficio intangible que nos podría dar esto para ayudarnos a repensar el tema del federalismo (de hecho, la idea de "puesta en valor" es la que uso en mi sección del libro de Constitucion 2020 que compiló Gargarella) y corregir algunas cosas.
BorrarDe todas formas, yo siempre pongo el asunto en contexto. En la materia veo voces escandalizadas que pintan una dinámica de degradación desde una suerte de un federalismo idílico y autonómico que en la realidad nunca existió. Ni en tiempos de Yrigoyen, donde intervenían provincias cada diez minutos, ni en tiempos de Perón, donde la política nacional presentaba un verticalismo explícito, ni mucho menos en tiempos militares, donde no había legislaturas locales y a los gobernadores los decidía el okupa que moraba en Balcarce 50. Por eso me resulta un poco tensionante que el gran procer del derecho publico provincial sea un tipo que fue juez de la Corte en la dictadura.
Aunque es un off topic, porque no tiene mucho que ver con Malvinas, coincido en que el federalismo es solo algo declamado en la Constitución y nunca vigente. De todos modos, a mi me parece un ideal a alcanzar.
BorrarMas allá de nuestros sentimientos, pensar que vamos a discutir soberanía con los ingleses y decir a los isleños que miren sin hablar es poco realista.
ResponderBorrarYo soy pro MLV y creo que la aproximación correcta al problema pasa por este tipo de propuestas y pensar que una futura absorción de las islas requerirá un muy especial andamiaje jurídico. Como fue el caso Islas Aaland, que seguramente Arballlo ha de conocer.
Debemos retomar una política de seducción a largo plazo y aislada de las emociones política internas del momento.
Mientras tanto debemos reconstruir el país para hacerlo vivible para nosotros y atractivo para los isleños.
Excelente post. Me afianza en la fe que hay gente que ve mas allá del blanco y negro del presente.
Permítame hacerle una observación. En caso que la hipotética Provincia de Malvinas sea reconocida por el Estado Nacional, la misma tendría derecho a tener 5 diputados (de acuerdo a la legislación electoral vigente) y 2 senadores, lo cual generaría un gran desequilibrio en la dinámica del Congreso de la Nación, ya que se le daría voz y voto a personas que tienen una perspectiva totalmente ajena al interés nacional. Más allá de eso, aunque controvertida, la nota es muy interesante.
ResponderBorrarEl interés nacional es algo tan subjetivo....!
BorrarDe todos modos, profe, si alguna vez sucede eso, en la negociación posiblemente reciban bastante más que 5 diputado y 2 senadores.