Un año de saberderecho

Hace un año, más o menos, hacíamos, una muy tímida entrada inaugural, que era un mero test de funcionamiento tipo "Hello world". Supongo que el nacimiento oficial de "Saber derecho" podría fecharse o bien el 14, o bien el 18 de abril, fecha de las primeras entradas relevantes: véase aquí, una muestra de esos especímenes, en el sentido estricto de la palabra.

TRIVIA: El patronazgo de Alberdi, en realidad surgió, por una iluminación extrajurídica, a saber: la convidicción de que si Alberdi viviera hoy, tendría un blog. Claro que también tendría el suyo Sarmiento, y hubiéramos pagado por ver esas polémicas, con trolls incluidos. En ambos casos: cosa muy distinta que algunas lumbreras actuales, cuya erudición aparece desproporcionadamente obesa frente a su magra retroalimentación o feedback para con el medio en que se nutren y donde se formaron. Por eso es que escribir sobre esto no es un hobby, sino también, con toda la modestia y la gracia del caso, un modesto compromiso republicano y una especie de devolución contributiva para la comunidad (ciertamente, global) de donde yo he aprendido a salto de mata.

No voy a contar las circunstancias concretas que dieron lugar al nacimiento de este blog, y hay muchas cosas que he ido experimentando, aunque el perfil de este sitio ha permanecido bastante estable: todo derecho, sólo derecho, sin pretender superponerse al temario y a la agenda de las publicaciones comerciales o académicas especializadas.

En síntesis: el blog tiene que tener en claro lo que es, pero también lo que no es. En ese orden de ideas, y a un año vista, me pongo un poco nostalgioso. Muchas cosas han cambiado en mi vida personal, también, pero siempre he procurado dejar aparte mis cotidianeidades porque me parece improcedente ese tipo de autorreferencialidad. He hecho excepción al postear algunas fotos, como la que precede este post, y que creo valieron la pena, aunque sea para descansar la vista.

Escribir un blog de derecho

Me ha costado muchísimo explicar qué es un blog al que no maneja el concepto, y se desconcierta por la anarquía temática y por el arbitrario orden cronológico que organiza las entradas. Hay una amplía brecha digital en la disciplina, y con una internet que tiene ya una década de vida ello empieza a ser medio abochornante, no por lo que ello represente para el derecho (que se las arregló muy bien para progresar desde las épocas de Ulpiano sin más medios que un papiro), sino porque es un indicio de la mentalidad cerrada y conservadora de nuestro gremio.

Escribir en un blog de este tipo implica circular por un estrecho desfiladero. Sé que corro el riesgo de ser juzgado como un comentarista muy light para el que busque hondura teórica y rigor académico, y como un escribidor pesado para el que esté habituado a un lenguaje gacetillero y más popular. Así que he buscado repartir cargas entre ese público potencial, y no hacer demagogia ni generar polémicas intencionadas.

El principal agradecimiento lo debería dedicar a google, yahoo y altavista, que captan y nos traen más del 90 % de los visitantes, y que rankean medianamente bien el sitio en búsquedas específicas, lo cual es, más que nada, una consecuencia de su modesta longevidad y de la relativa escasez de sitios jurídicos con contenido original.

Y de hecho, sus trackers tienen mucho en donde buscar, porque si se imprimieran uno tras otro los post que hice acá, pasa con mucho margen el límite de un volumen de 300 páginas. O sea, que esto podría leerse como saberderecho, tomo 1.

Mi análisis de estadísticas de visitas me ha ido guiando, y pronto comprendí que el público de acá tenía un altísimo componente de visitantes extranjeros, y de estudiantes de derecho. En consecuencia, he tratado de ser amigable y no dar demasiadas cosas por sobreentendido, algo que es una tortuosa disciplina pero que también me ha servido para la vida académica y profesional. Y también ha sido una válvula de escape para una vocación periodística que siempre he traído soterrada.

Debo decir que escribir dos o tres entradas por semana no es fácil. Así resultó ser mi ritmo "natural" de publicación, nunca me lo impuse como meta y muchas veces la incumplo por la necesaria colisión de diversos compromisos o tareas prioritarias, o la sobrepaso cuando los hechos se van precipitando y las entradas se escriben solas.

En cualquier caso, sí he tratado de atisbar cuál era el contrato de lectura que el sitio proponía, y no he querido violarlo sin motivos. Tampoco hacer entradas ociosas, ni que fueran meras ocurrencias o noticias refritadas. En otros términos, se trata de hacer un blog que yo mismo leería, y creo que ese objetivo está cumplido.

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Invitación a modo de apunte personal: ¿por qué escribir un blog de derecho?

Ya he dicho que creo que todos los estudiantes o juristas que estén en condiciones (esto es, que conozcan las reglas del arte, en derecho y en blogs) deberían hacerlo sin dudar. No creo que por toda la vida, sino por un rato, probar la experiencia y sostenerla durante un tiempo. Es enriquecedor y muy remunerativo, y quiero explicar por qué. En términos puramente egoístas (descuento que algún provecho correlativo han podido computar los "terceros", id est, lectores), a mí me ha servido por varias cosas más, que enumeraré conforme se me ocurren, dando por reproducidas las que se han dicho antes:

- me obliga a practicar un seguimiento jurídico de la realidad, y de la cobertura que los medios hacen de ella; se aprende mucho de ello, en serio;

- me sirve como una especie de libro público de notas, fichas y apuntes que después voy usando en textos más elaborados;

- me condiciona a escribir más corto, y eso también es una bruta disciplina con la que los abogados tendemos a llevarnos mal;

- me ha puesto en contacto con gente que tiene mucho entusiasmo y que comparte la pasión por algunos temas del rubro, algunos de ellos, a su vez, se han puesto en contacto entre sí a través nuestro; esto es, SINERGIA;

- es muy desafiante trabajar "sin red", para escribir comentarios con cierta densidad sobre fallos que tienen horas de vida;

- deliberadamente he buscado la variedad en el temario, y el blog me permitió hacer eso sin complejos de inferioridad, así que he aprendido mucho también por esa vía;

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Bonus track: aprendí mucho sobre el funcionamiento de internet desde otro lado del mostrador, y he conocido además rincones fascinantes de la blogósfera, aún cuando no tengan que ver con el derecho; ver, por todos, bestiaria;

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Hoy se ha hecho tarde: prometo para mañana completar un binomio de posts aniversario con una breve antología de nuestro primer año de vida.