Se trata -tal cual lo dice el título- de un libro de rankings, donde Schwartz va armando el canon de diferentes rubros y explica sus razones.
El que aparece en el capítulo primero es el que refiere a los Greatest Supreme Court Justices, que serían estos, en orden de mérito:
1. John Marshall (1755-1835). Chief Justice 1801- 1835 .
2. Oliver Wendell Holmes (1841 – 1935). Justice 1902 – 1932.
3. Earl Warren (1891-1974). Chief Justice 1953 – 1969.
4. Joseph Story (1779-1845). Justice 1811 – 1845.
5. William Brennan Jr. (1906-1997) . Justice 1956-1990.
6. Louis D. Brandeis (1856 - 1941). Justice 1916 – 1939
7. Charles Evans Hughes (1862-1948). Justice 1910-1916. Chief Justice 1916-1939.
8. Hugo Black (1886-1971). Justice 1937 – 1971.
9. Stephen J. Field (1816 – 1899). Justice 1863 – 1897
10. Roger Taney (1777-1864). Chief Justice 1836 – 1864.
* Justice = Juez / Chief Justice = Presidente de la Corte
El número uno, queda claro, cruza la línea con varios cuerpos de ventaja en todas las encuestas.
En cuanto a los demás, yo sacaría a los últimos dos y pondría en su lugar, respectivamente, a William Rehnquist (1924-2006), Justice 1972-1986, Chief Justice 1986-2006; y a Felix Frankfurter (1882-1965), Justice 1939-1963. By the way, anotamos esto: Frankfurter no era americano “originario”: nació en Viena y emigró a los EE.UU. a los doce años.
Otro top ten que hace Schwartz es el de los peores jueces, en cuyo podio coloca a Alfred Moore, (1755-1810, en la corte de 1799 a 1804), Charles Whittaker (1901-1973, en la corte de 1957 a 1962), y Fred Vinson (1890-1953, presidiendo el tribunal de 1946 a 1953).
Lo de Moore es buenísimo: sólo escribió una opinión, de una página, en sus cinco años en la Corte. Encima tenía mala suerte: su carruaje se retrasó y no pudo llegar a oír los alegatos de Marbury v. Madison, así que no intervino en ese caso.
A book of legal lists nos va a dar mucho material para futuros posts (muy pronto volveremos sobre los mejores y peores fallos de la Corte), y no se lo puede leer sin intentar trasposiciones o parangones en el derecho argentino.
En cuanto a los jueces, si tengo que pensar en una equivalencia nacional, yo pondría a José Benjamín Gorostiaga a la cabeza. Es una lástima que, en términos biográficos, nuestra historia judicial esté algo descuidada, y sea en buena medida imposible de reconstruir.
En cambio, no podemos excusarnos por el desconocimiento de nuestros contemporáneos. Por eso inauguré una encuesta, que figura en el blogroll de la columna derecha, para que voten a su juez / jueza preferido entre los ministros que componen la Corte Argentina actual. Al clickear, el sufragio los dirige a una página donde se muestran los resultados y donde se abre un foro para que pueden hacer comentarios y críticas, por si el voto viene fundado.
Gustavo, soy alumno de Derecho de la UNC, estuve en el Congreso en Buenos Aires, me gustó mucho tu presentación y no pude saludarte al final. Hubiese sido bueno además felicitarte por este Blog y exhortarte a que lo continués. Muy buena información y muy buenos comentarios. Bueno, basta de halagos que, como dijo un profesor mío, no le hacen bien a nadie. Para la próxima me gustaría verte un poco más relajado. Tranquilo que has gozado de muy buenos comentarios entre los alumnos. Un saludo y un abrazo desde el corazón del país.
ResponderBorrarGermán M. Chiavassa
Felicitaciones por el excelente Blog. Ojalá puedas desarrollar los fallos más importantes, los más desconcertantes y publicar trozos de los mismos. Saludos,
ResponderBorrarGuillermo Amorós Uribe
Gracias por los comments.
ResponderBorrarGermán: estaba un poco preocupado porque ya era bastante tarde, no quería pasarme en el tiempo, y la exposición era un poco compleja para 15 minutos. Quedó un poco comprimida, pero podés fijarte en el CD una versión más detallada.
Guillermo: lo de los fallos lo voy a hacer; no creo que publique fragmentos -traducir bien es trabajoso-, pero sí dar una idea supersintética de cada uno y explicar brevemente por qué son tan buenos o tan malos.
Me había olvidado de decir esto: malograr la oportunidad de haberle puesto el gancho a "Marbury v. Madison" es como subir al Aconcagua y olvidarse el rollo de fotos de la cámara.
Ojo que Schwartz da a entender que -de haber intervenido- Moore no hubiera estado muy convencido de la decisión, pero mi sensación era que el tipo era demasiado indolente para despacharse en disidencia.
El dato que más resalta a primera vista es...¡Que reinados largos! Magistraturas de 30 años dan mucha previsibilidad y continuidad a la institución judicial más importante. Ahora me pregunto si antes de la sucesión -intestada- de cambios de CSJN desde el 30, hubo jueces que reinaron tanto tiempo.
ResponderBorrarPor la encuesta, hago público mi voto, esperando que no condicione el de los que todavía no han sufragado. El viejo Fayt se la banca.