saberderecho.com

Algo sobre teorías y prácticas del derecho

jueves, octubre 11, 2007

Por qué estudiamos derecho

¿Por qué tantos jóvenes están estudiando derecho y por qué la de derecho se ha convertido en la carrera más demandada? ¿Significa esto que el derecho y los abogados se han vuelto más relevantes desde el punto de vista social? ¿Tienen los estudiantes motivos altruistas que los hacen escoger una carrera jurídica, como la defensa de la justicia y la solución de los conflictos? ¿O más bien están interesados en el dinero rápido y en cualquier oportunidad de empleo que puedan obtener, aunque no implique un trabajo jurídico real? ¿Qué percepciones tienen sobre el derecho y su papel en la sociedad? Nuestra encuesta ofrece algunos elementos para dar una primera respuesta a estas preguntas en este apartado y el próximo.

Esa encuesta no es la nuestra, la amateur, que terminó recién.

Es (era) la que se reportaba en un buen trabajo de Héctor Fix-Fierro y Sergio López-Ayllón, de la UNAM, "De las buenas y malas razones para estudiar leyes" . Los articulistas estaban analizando los datos de un cuestionario que administraron a 339 estudiantes de cinco escuelas de Derecho de México D.F. Recomendamos leerlo, porque nos permite enteneder un panorama de otro país que tiene algunas similitudes pero también diferencias marcadas.

Vean sus resultados:

Al preguntárseles tres razones principales de que hayan escogido la carrera de derecho, los estudiantes ofrecieron una balanceada combinación de motivos altruistas y pragmáticos: 42.5% menciona, por igual, "beneficios económicos", "diversidad de oportunidades profesionales" y "mejoramiento del sistema jurídico". 41.6% dice querer "promover la justicia" y 40.4% desea "resolver conflictos". Sólo el 18.3% menciona la "influencia de amigos y parientes" como razón para estudiar derecho; ninguno señala, en cambio, que hayan escogido su carrera por "influencia de los medios de comunicación", aunque tal influencia no pueda descartarse del todo.

El voto de nuestros lectores

Ahora, los nuestros. Esperaba "reclutar" cien votos y fueron algunos más: 118. Agradezco y estoy contento de haber recibido varias consultas por mail y en comments, que tratamos de contestar, eso ralentizó la frecuencia del posteo pero lo hicimos con gusto. Sólo lamento no haber recibido algo que pedí "a contrario sensu": que me contaran historias de vocaciones frustradas, de usuarios insatisfechos de nuestras facultades: por qué abandonaron la carrera, por qué se cambiaron de universidad.

Asumo que los que votaron aquí no son representativos del universo de estudiantes o abogados del país. Se supone que si están leyendo un blog que no es lectura frecuente, necesaria o directamente aprovechable en sus cometidos académicos, y se toman el trabajo de hacer un click, el derecho les interesa mucho más allá de lo meramente curricular, del marcar tarjeta para aprobar, del zafar del examen.

Teniendo en cuenta todo eso, no sorprende que haya ganado la opción vocacional-idealista [38 %] ("me parece apasionante la idea de abogar o decidir por la justicia").

En segundo lugar, y no es para mi sorpresivo, se opta por la motivación vocacional-transitiva [29 %] que declara aquel que entra a estudiar abogacía como carrera "trampolín" o "de cobertura", suponiendo que eso vendría a darle formación para hacer otras cosas (empresario, político, diplomático, trabajo en ONGs, etc.).

En tercer lugar aparece la motivación que se centra en la convicción de poseer potencialidades personales propias y pertinentes para la carrera [26 %], aquel que se siente especialmente apto para trabajar en situaciones litigiosas, discutibles, complicadas o que requieran desarrollo de argumentación.


Razones pragmáticas, instrumentales, virales y vivenciales

Existe mucha "concurrencia" en los votos: habiendo una sobretasa del 82 %, puede decirse que casi todos pusieron más de una opción (algunos, más de dos) o sea que las motivaciones son múltiples. Uno imagina que las tres que vimos antes se combinan con motivaciones más "pragmáticas": inserción laboral promisoria [18 %], valoración de la independencia de una profesión liberal [16 %].

Había tres opciones que se centraban en motivaciones más inmediatas. Constatamos que las "virales" parecen ser más potentes que las "vivenciales". Calificamos como "virales" a quienes se vieron motivados por el entusiasmo de un familiar / amigo que influyó en su decisión, o en la influencia de cosas que leí o películas que ví [11 % en ambos casos] y como "vivencial" el móvil de aquel que se motivó por lo vivido en una causa que lo involucró personalmente [4 %].


Motivaciones "residuales" y "lábiles"


Hay motivaciones que connotan una vocación "residual": estudio derecho porque no quise o no pude estudiar otra cosa. En nuestras opciones, lo primero se encarnaba en la explicación del "porque requiere menos esfuerzo que otras carreras tradicionales" y lo segundo, en la teoría del second best, a la que apela aquel que "por diversas razones (restricciones de lugar, tiempo, dinero)" ha debido descartar una carrera que en realidad le gustaba más, y que llega aquí a un 11 % (uno imagina que en la vida real, fuera de esta pequeña parcela de la blogósfera, ese porcentaje es mayor).

La tesis de Derecho como una carrera de "bajo esfuerzo" y alto zarazeo, algo que se suele oír en arrogantes de otras carreras, aparece desmentida por la visión motivacional de sus estudiantes (lo cual, por supuesto, no es más que un ejercicio de autopercepción), ya que sólo el 4 % de nuestros "lectores" se afilia a esa idea.

Noto esto: si sumamos a quienes dicen que querrían estudiar otra cosa (los "second best") y los que tienen una motivación "vocacional transitiva" -estoy suponiendo que estas categorías son excluyentes- nos da un 40 % de motivación "lábil". Lo cual es muchísimo. Y, de vuelta, cremos que debe ser aún mayor en encuestas que hagan muestras más representativas que la nuestra, tan calificada.


"Quise estudiar algo que no tuviera nada de matemática"

El último casillero de la encuesta empezó como un chiste y terminó cotizando un tremendo 16 %. Remitimos al contrapunto Darío / TM en los comments del post inicial. Darío, algo espantado por el dato, decía ser "partidario de incluir matemática en los planes de estudio. La gente de formación humanística debería ser capaz de resolver una ecuación, así como un ingeniero es capaz de redactar un texto". No adherimos ahí, incluir matemática sería resignarse a que la Universidad debe dedicarse a cubrir baches del bachillerato. Lo que no hay que hacer es considerar que esa falencia es una virtud humanista, o enorgullecerse de eso apelando a la "frialdad" de los números. Como decía Darío, hay una "negación" algo patológica en el gremio. La constatamos, aunque lejos estamos de compartirla, y al respecto podemos acreditar en el blog alguna entrada de divulgación como aquella que engañosamente hablaba del "abogado más influyente de todos los tiempos". Hay muchas formas de analfabetismo, y el que no sabe pensar matemáticamente es un analfabeto funcional sin vueltas. Atención: hablamos de pensar matemáticamente. Que no es ni sacar cuentas mentalmente (habilidad irrelevante) ni aficionarse a esotéricas zonceras de pensamiento lateral como el cuento del enano que vivía en el octavo piso (casi ídem anterior).



Por qué estudiar derecho

Vale la pena parar un momento acá para decir algo importante: la motivación vocacional no es un idóneo predictor de rendimientos académicos o profesionales. Un estudiante puede tener la más pura vocación idealista y ser deficitario en muchos aspectos (de hecho no es nada inhabitual, sucede en quienes se topan, y se frustran, con materias que exigen un aprendizaje rutinario, poco refulgente y minucioso, sin relación aparente con una idea platónica de "justicia" de la que pretendían embeberse). Y conozco a varios que encararon la carrera desde lo "residual", fueron luego empezando a encontrar el gusto y la lógica al Derecho, y terminan siendo estupendísimos estudiantes / abogados.

Sol preguntó por derecho como "segunda carrera". Nuestra respuesta fue que Derecho es "muy amigable". Se cuentan en gran número los estudiantes de Derecho "tardíos" (post 20s) o "mayores" (post 30s). Si se pudiera hacer un corte etario, y la comparamos con otras carreras tradicionales, diríamos que debe ser la carrera que tiene aquí la mayor proporción de esos subgrupos.

En particular, tanto como alumno como profesor, a mí me gusta que estén en las cursadas porque aportan a la "biodiversidad" de una clase. También plantean un desafío específico para el docente, de pedagogía, o debiera decir mejor de andragogía, para que el curso pueda aprovecharse de sus potencialidades específicas.

En lo que es vocacional, a lo largo de la carrera uno va mutando. Yo empecé a estudiar en 1994 por una motivación vocacional-transitiva, forma refinada de la motivación "lábil", y fui virando hacia formas, creo más superiores, incluyendo un descubrimiento tardío de la vocación docente.

Por eso es que el tema de hacer una orientación vocacional seria me excede, y por eso también desconfío de todos los predictores que puedan llegar a detectarse a los 17 años.

Intuyo que, a diferencia del pianista, del futbolista, del político, el buen abogado no se encuentra "en bruto", es un mix de saberes (con mucho de temperamento y otros issues de inteligencia emocional) que se va construyendo con el tiempo, de inquietudes que se van detectando y de certezas que se problematizan.

Así que lo lamento, no es posible decir, sistemáticamente y a priori, por qué estudiar derecho. Uno sólo lo ve en retrospectiva. En esto de las vocaciones, nada nos ha conmovido más que el famoso discurso de Steve Jobs en Stanford y su idea de "conectar los puntos".


click en [ ► ] para ver el video

Yo veo atrás, "conecto los puntos" y supongo que un montón de cosas que hice ("teoría y solfeo", ciclismo de ruta, programación en QuickBasic, periodismo deportivo, un año de Ciencias Económicas, y otras que no quiero ni acordarme) han permitido que sea un mejor abogado, o un abogado menos malo.

Como toda carrera, es una apuesta, pero lo que tiene de bueno es que admite y contiene en su topografía muchos perfiles compatibles con esas transformaciones internas que van sucediendo, como la que yo relato.


Links

- El discurso de Jobs, versión texto
- El post raíz: "¿Por qué estudiar derecho?"
- PPP (posible próximo post): "Dónde se estudia derecho"

10 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  2. Muy buen trabajo! Hiciste explícito el sesgo de la muestra, lo que deja espacio a que uno despliegue mucha malicia si ensaya una proyección a las sudorosas masas di letrados.

    El motivo nro. 2 tiene una importancia terrible. Tomando Argentina y los EEUU, nada más, uno puede advertir que una mayoría aterradora de los presidentes han sido abogados. ¿Habla bien esto, acaso, de nuestra profesión? Dejemos ese tema para otro día.

    Hace años fui testigo de un intercambio filoso entre dos jóvenes pero viejos amigos. Ella le pedía razones por las cuales él se dedicaba a estudiar el -a su juicio- horrible derecho público, y en particular al abtruso administrativo. Él le contestó con una sonrisa: "Es el derecho del ejercicio concreto del poder". El testigo ajeno no pudo menos que celebrarlo con una sonrisa, y ella asentir gravemente.

    ResponderBorrar
  3. Si mal no recuerdo, era Illia quien hablaba de carreras desarrollistas y no desarrollistas.
    Las primeras ayudaban al crecimiento de un país (la medicina, ingeniería, etc) y las segundas (entre las que se contaba al Derecho) solo tomaban la información existente y la usaban, llegado el caso.


    Ahora lo que siempre me pareció curioso después que me contaran lo anterior es que, IMHO, la UCR ha tenido siempre en sus filas a muy buenos abogados. Bracesco hace 50 años, Monge y D'Agostino hoy en día y así, por citar a algunos entrerrianos.

    Para cerrar, no me cabe ninguna duda que mis conocidos que estudian Derecho hoy día, las razones por las cuales eligieron la carrera es por las que se enumeran en el informe de la UNAM, con alto predominio de los beneficios económicos.

    ResponderBorrar
  4. Eso lo decía porque era médico. Yo soy abogado y te voy a decir que, cuanto más democrático e institucionalmente sólido es un país, más abogados tiene.

    Mirá China. Es el ejemplo de un país hecho sólo por ingenieros. Hacen 15000 km de autopistas en 2006, pero venden los órganos de los ladrones de gallinas que fusilan. Saben bien que hay que dirigir la fuerza cinética de las balas hacia la cabeza, ya que los médicos les han dicho que los cerebros no son transplantables, y menos aun los de esa gente subversiva.

    A propos -off topic, perdón GA-, hace mil años que no suben nada en Australia.

    ResponderBorrar
  5. Estudio derecho y aún no se bien cual fue el motivo. Cuando comence a estudiar (y esto puede parecer muy extraño), no me atrevía a cruzar delante de los autos en el semáforo de Av. Libertador porque imaginaba las críticas y los prejuicios de la gente cuando nos veía a los estudiantes cruzar y eso me molestaba, lo cual hacía que me replanteara muchas veces que hacia estudiando abogacía..
    Hoy puedo decir que era yo la mas prejuiciosa de todos! y que esta en cada quien hacer de lo que elige algo bueno...
    Te felicito por el blog y este post!... y espero que alguna vez pueda llegar a querer esta carrera, tanto como quiero a G.
    Q.

    ResponderBorrar
  6. Llegué tarde para la encuesta! :(
    Me interesaba.
    En 5to año entré en desesperación total, no sabía qué hacer de mi vida; pero por suerte el problema era que me gustaba todo,o casi todo, los números, la biología, lo artístico, etc.. no el "no me gusta absolutamente nada"..
    Y no se bien cómo pero acá estoy, unos cuántos años después, estudiando abogacía, y MUY FELIZ con mi elección!!!!!!!! Lo grito a los cuatro vientos.
    Saludos

    ResponderBorrar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  8. "...incluir matemática sería resignarse a que la Universidad debe dedicarse a cubrir baches del bachillerato. Lo que no hay que hacer es considerar que esa falencia es una virtud humanista, o enorgullecerse de eso apelando a la ´frialdad´ de los números.(...) Hay muchas formas de analfabetismo, y el que no sabe pensar matemáticamente es un analfabeto funcional sin vueltas."

    Buen punto, Gustavo. La matemática es simplemente un lenguaje apto para trabajar con cantidades; quien se rehúsa a manejarla se rehúsa a ensanchar "los límites de su mundo". Quienes sufren de "matemafobia", ¿se enorgullecerían también de no hablar alemán o ruso?

    ResponderBorrar
  9. Esta bueno destacar que el programa de San Andres tiene matematica.

    ResponderBorrar
  10. Yo estudié derecho por una mina! Es un motivo justo! Luego, a la mina la perdí pero me quedó el título de abogado. Saludos

    ResponderBorrar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

LinkWithin

a l g o | s o b r e | t e o r í a s | y | p r á c t i c a s | d e l | d e r e c h o

(cc) Gustavo Arballo 2005 - 2010 | | Feed | suscribirse a este blog |