Autos sin air bag, vagones sin techo

Leemos este post de Argentina Auto Blog: según CESVI, los airbags cuestan sólo u$s 180.

Yo no pongo las manos en el fuego por CESVI, tengamos en cuenta que es un consorcio de compañías de seguro, de manera que no es un actor neutral al difundir cifras y datos sobre inseguridad vial. Pero este no es el punto, porque a los efectos de este post, les creemos, y porque la historia con la que vamos a cerrar sería cierta aunque la cifra real sea de u$s 400.

El año pasado, el Congreso sancionó la ley 26.363 , que contiene copiosas norams sobre "seguridad vial" y crea la Agencia Nacional de Seguridad Vial. En su art. 29, la ley dice que esta Agencia "dispondrá la instalación de doble bolsa de aire para amortiguación de impactos (air bag), el sistema antibloqueo de frenos (ABS), el dispositivo de alerta acústica de cinturón de seguridad, el encendido automático de luces, un sistema de desgrabación de registros de operaciones del vehículo ante siniestros para su investigación, entre otros temas que determine la reglamentación”.

Se entiende que esto debería aplicarse a los autos nuevos, no al parque de usados.

Ahora bien, todo esto no es todavía obligatorio porque la ley no ha sido reglamentada, a pesar de que en el art. 39 se le fijaba al Ejecutivo un plazo de 60 días a tal efecto (la ley se sancionó en abril del año pasado). No es difícil calcular que esta mora del Ejecutivo pueda deberse a presiones de las automotrices que no quieren afrontar mayores costos.

Pero, según CESVI, el conjunto de air bags para conductor y acompañante cuesta 160 dólares. No parece ser algo tan caro en autos que cuestan, como mínimo, 11.000 dólares. Las automotrices le dan largas al asunto y dicen que constituyeron una comisión de trabajo.

Yo les voy a decir por qué tienen tanto problema. No es por los 160 dólares de más. Es por otra razón.

Una de mis lecturas de verano 09 fue el librito de Tim Harford, El economista encubierto (un libro parecido a Freakonomics). Tal vez el más interesante de los capítulos es el 2, "Lo que los supermercados no quieren que sepan", en donde desmenuza distintas estrategias de fijación de precios. En un punto habla de la industria de viajes, y de cómo las empresas deben exagerar las firencias entre el mejor y el peor servicio.

Allí nos cuenta "un ejemplo famoso que se remonta a los comienzos de la era de los trenes en Francia".


La razón por la que algunas empresas ferroviarias tienen vagones de tercera clase sin techo y con bancos de madera no es que tendrían que gastar unos pocos miles de francos en la colocación del techo o en tapizar los asientos... Lo que las empresas intentan es impedir que los pasajeros que pueden pagar la tarifa de segunda clase viajen en tercera. Maltratan al pobre, no porque quieran lastimarlo, sino porque quieren amedrentar al rico... Y, otra vez, se trata de la misma razón por la cual las empresas, tras haber mostrado un trato casi cruel con el pasajero de tercera clase y tratado mezquinamente a los de segunda clase, es generosa cuando se trata de los clientes de la primera clase. Después de negarles a los pobres lo necesario, les brinda a los ricos lo superfluo.


Lo que hacen las automotrices es lo mismo.

La automotriz tiene miedo de que si le pone airbags al corsa classic (su modelo "de tercera") se le caigan las ventas del astra (su modelo "de primera").

Porque la razón por la que no le ponen air bags al Corsa no es que quieren ahorrarse mugrosos 200 dólares, es que es una estrategia de fijación de precios: deliberadamente no se lo ponen para que todos aquellos preocupados por incrementar posibilidades de supervivencia en colisiones se estiren y compren otro modelo, el que cuesta 5.000 dólares más, lleno de amenities de confort superfluos, como los vagones de primera clase de la historia.

Esta historia ya la conocimos, recuerden que hasta 1995 no eran obligatorios los cabezales, los cinturones de seguridad. Los autos más baratos no los tenían. No me digan que era para ahorrar dinero, que lo competitivo del precio dependía de esa privación.

Puestas a hacer promos, las empresas no dudan en bonificarte hasta u$s 1.000 (creo que eso está pasando ahora con el Chevrolet Spark), pero eso sí, no les pidan que te bonifiquen el air bag: ni a palos.

Entonces, es aquí donde el Estado debe intervenir. Porque no son cuestiones de mero confort, por estas cosas muere gente. Y el Ejecutivo duerme la siesta en la reglamentación.