En la foto, Atlético Santa Rosa 2010, ejemplo exitoso de fútbol sin mediocampo, formación “real” 4 – 2 – 4. Como apuntara Milton, el más eficaz equipo de la Liga Cultural señala el futuro del “caso Selección” a escala 1:100, al haber dado por accidente con la feliz idea de no amuchar gente en la franja central.
1.
En el fútbol básico, el fútbol de pocos jugadores, el maravilloso fútbol de los niños y de las canchas chicas, no existen los mediocampistas. O atacás, o defendés: a los mediocampistas los vomita Dios.
2.
Pero algo pasó en algún momento y de repente todos quisimos ser mediocampistas. El defensor debe demostrar que puede cumplir doble función como “salida” del equipo. El delantero, congruentemente, quiere demostrar que puede dar una mano atrás, marcando, tapando huecos, acovachándose entre los volantes. De una forma u otra, al jugador se le exige hacer “horas extras”.
3.
Ahora, miren a la Selección.
Defenderá con cuatro centrales cuya nominación de memoria (Otamendi, Samuel, Micho, Heinze) es declaración de principios: no me importa el juego por las bandas. Como en la NBA, la canción de estos cuatro es de-fense, de-fense, de-fense, y en los ratos libres, de-fense.
Ataca también con cuatro: en la formación final más probable, los dos volantes laterales (la gran figura del Mundial, Angel Di María; y los mal comprendidos Jonás o Maxi Rodríguez) serán dispositivos de ataque, para completar un poker de delanteros “reales” con el binomio Messi + Higuaín.
Los únicos animales de mediocampo que quedan son Mascherano y Verón. Mascherano para retrasar los avances del rival. Verón para muñequear los avances nuestros.
Conclusión: mas allá de cómo se paren en la cancha, funcionalmente la Selección de Maradona es un muy innovador 4 – 2 – 4. ¿Dónde ví eso, por qué hay un deja vu? Ah si, claro, fue todo este otoño en el Mateo Calderón.
4.
El mediocampismo parte de la demencial premisa de que los partidos se deciden y se ganan o se pierden según lo que ocurra en la mitad de la cancha. Este mito ha prosperado a pesar de su falsedad evidente: todos sabemos que este es un juego que se cuenta por goles y que consecuentemente se resuelve en las dos áreas y en ninguna otra parte.
5.
En términos estéticos, la flexibilización laboral en la división de funciones del fútbol nos ha legado un peor juego. Si todos queremos ser mediocampistas, quedan dieciséis jugadores apilados en pocos metros de terreno como muñequitos de metegol, chocándose entre ellos.
El canon estético de nuestra táctica es el equipo “corto”, esto es: un equipo que distribuye irracionalmente sus espacios y comprime la gente en el lugar menos decisivo para la suerte del partido.
Por eso es también que, no sólo en términos estéticos, sino de la misma eficacia, el ardid mediocampista languidece, víctima de su propio éxito.
6.
La validación de un cambio de paradigma exige que el equipo que mejor lo encarne sea el ganador de la verdadera y única Copa del Mundo, la que juegan las Selecciones cada cuatro años.
Los dos últimos grandes y perfectos equipos mediocampistas (el Chile de Bielsa, la España de la Eurocopa 08) tienen en Sudáfrica su última cita con la historia, y la van a perder, porque están del lado equivocado de la historia. They LTA.
La imperfecta Argentina, con su inexperto técnico, no es mediocampista. Y nada es tan fuerte como una idea cuyo tiempo ha llegado.
7.
Con su anómalo 4-2-4 Argentina ha comprendido que su juego debe ser otra cosa, no el juego que todos juegan. Un equipo largo con especialistas en defender y especialistas en atacar.
Todas las decisiones más controvertidas de Maradona cobran rápidamente sentido cuando uno advierte eso. ¿Recuerdan el comienzo del conflicto con Riquelme? “Jugando ahí no me sirve”, decía Diego.
“Ahí” es esa borrosa posición niní, ni delantero, ni volante, esa cosa llamada “enganche”, uno de los efectos colaterales del mediocampismo, con su desfile horroroso de ambigüedades y redundancias tácticas, los carrileros, el doble cinco, y ya que estamos, la duplicación del disparate, el “doble enganche”.
8.
Ironía: la Argentina de Maradona 1986 fue el primer gran equipo desembozadamente mediocampista (no veremos destacarse a ninguno de sus defensores ni delanteros: Valdano y Burruchaga fueron material fungible, pudieron haber sido cualquier otro par de delanteros de los veinte equipos de primera de ese entonces).
La Argentina de Maradona 2010 tiene la posibilidad y la responsabilidad de enterrar el nefasto mediocampismo.
9.
Maradona no tiene una teoría sobre el fin del mediocampismo, como la podría tener un Van Gaal. Ha llegado ahí por aproximaciones sucesivas, y más que nada condicionado por felices carencias en los puestos fetiches de los esquemas mediocampistas (lo dicho: “carrileros”, “enganches”).
Lo que Maradona tiene es una intuición muy firme que se puede advertir uniendo los aparentemente caprichosos puntos de sus convocatorias. Y de sus no convocatorias: Riquelme aparte, las otras dos controvertidas exclusiones, Zanetti y Cambiaso, resultan entonces, así leídas, perfectamente lógicas. No tienen ticket para Sudáfrica porque son piezas diseñadas para funcionar en un mediocampo de muchos hombres y que funcionan muy subóptimamente cuando se las saca de ese hábitat.
10.
He dicho que Maradona ha tenido la lucidez de aplicarse prácticamente al abandono del mediocampismo. Sin teoría previa, sus soluciones son más intuitivas y tácticas que estratégicas. Pero, peligro. En el planteo de la selección hay un resabio del paradigma del mediocampismo, un vestigio de la escala evolutiva: Juan Verón.
Esto es una concesión a la tradición, y puede funcionar de dos formas. Bien, como el necesario eslabón perdido para evitar saltos al vacío, como un salvavidas para los momentos en que momentáneamente sea necesario atrincherarse en un esquema mediocampista.
O mal, si Verón cobra protagonismo y liderazgo y pretende a contrapelo que el equipo funcione con una lógica mediocampista cuando está armado para otra cosa. Nos preocupa que Verón sea tan reverenciado por la prensa, acaso atormentada por el complejo de culpa luego de que lo crucificara injustamente responsabilizándolo del mal juego del mundial 2002, a punto tal que es uno de los jugadores semánticamente, imaginariamente “intocables”.
Bien, en una de esas la fortuna ayuda y hace que este problema venga a resolverse solo (y Pastore sería a Verón 2010, lo que Brown a Passarella 1986).
Lnks
- Hernán Iglesias Illia en QUO: Por qué nos gusta el fútbol.
Genial.
ResponderBorrarCompletamente en desacuerdo respecto a lo q decís del enganche. Además de ser una pieza necesaria a los fines de poner la pelota contra el piso y evitar esos pases veronísticos de 40 mts (q se justifican cuando hay q hacer un cambio de lado, pero tampoco el abuso), permite y genera q los laterales suban y rompan con el posible achique del contrario (mirar la final de velez contra el milan de arrigo sacchi), evita equipos laaaargos, hace circular la pelota, etc.
ResponderBorrarCoincido con Federico; creo que la función del enganche es nutrir la subida de los laterales (en caso de que juguemos con ese esquema, no es el caso del equipo de Maradona) y proveer juego a los delanteros, haciendo circular la pelota por el piso. Pensemos en Messi: el no debería retrasarse hasta la mediacancha para recibir la pelota, ya que su fútbol explosivo es mucho más efectivo a 30m del área rival que tomando la pelota más atrás. Saludos.
ResponderBorrarFe de erratas: en mi comentario anterior, donde dice "área" léase "arco" :)
ResponderBorrarLaterales atacando = negocio chino.
ResponderBorrarLos laterales que se proyectan te dan dos o tres avances eficaces por partido contra seis o siete potenciales contras con campo libre a sus espaldas. Para eso dejemos que ataquen los que saben y plantemos atrás defensores puros.
(Ojo, sí creo que el puesto de lateral existe, que marcar por afuera requiere físicos y aptitudes diferentes a las que tiene un central. A un tipo como Otamendi no lo podés poner pie a pie con Ribery. Bueno, yo también creo que si Otamendi pasara a Santa Rosa Condorito lo pondría de suplente de Ibanbargoitía).
Muy bueno.
ResponderBorrarEl campo de pruebas de tu teoría es jugar un partido 9 v. 9 en una cancha de 11 partida al medio, con los arcos en los laterales. Queda un terreno "corto" y muy abierto (que nadie usará, porque los wines habían muerto antes que los mediocampistas). Después de una hora, te sangran los ojos por la fealdad de la dinámica.
ResponderBorrarLa tuya es una propuesta unicameral. Un decisionismo de plebiscito y veto, plebiscito y veto. A ese futbol le falta Gramscismo, esa sabrosa lucha entre relaciones de fuerza bien en el núcleo social. Te lo dice un 5 bien plantado, de hablar y poner. de agarrar el partido cuando es un fierro caliente y clavarlo en el ojo del Polifemo rival. Arballo, querido: basta de matar líneas. Empezaron por los wines, y no dijeron nada porque no eran wines, liquidaron al 10 manijero, y no dijeron nada porque eran pataduras, ahora vienen por los mediocampistas y ya es tarde.
Gran abrazo.
JMG
12D, el fin del mediocampismo no implica el fin de los mediocampistas, mucho menos el fin del clave rol del número 5. No te sientas afectado porque contemplo los intereses de la súplica: "somos mediocampistas, queremos mediocampear". Lo único de que se trata el giro copernicano es de evitar esa fuerza centrípeta que lleva a que haya funcionalmente nueve mediocampistas por lado. Por otro lado, el fin del mediocampismo sí implica la resurrección de los wines.
ResponderBorrarMB y Federico. La función del enganche es insustituible en un paradigma mediocampista, necesitado de un concéntrico panóptico distribuidor. Cuando salís de él, se hace innecesario esa prótesis de laterales que atacan llevándose la pelota por delante. Por eso Messi puede jugar mejor en el esquema nomediocampista.
Por otro lado, la lectura política del fin del mediocampismo es ésta, y coincide con el clima de época: es la polarización institucional de Laclau.
¿Bielsa juega mediocampismo? Considerando que juega con extremos, y que los carrileros son alternativamente delanteros o defensores, hay poco mediocampismo ahí.
ResponderBorrarSobre el enganche, no me convence tu argumento, Gustavo. Como ha dicho el gran teórico Van Gaal, los pases para avanzar tienen que ser en diagonal, y la colocación de los jugadores en el campo debe ser acorde a ello (dividida en triángulos). A tu 4-2-4 le veo demasiado pelotazo para mi paladar negro riverplatense.
Leido en clave irónica el post me parece excelente.
ResponderBorrarSólo me desconcierta la preferencia (?) de Pastore sobre Verón.
El primero es un jugador de habilidad fina y pelota debajo del pie y a ras del piso, mientras que Verón, jugador de gran pegada, aparecería como el ideal para unir el largo desierto que separaría a los defensores-defensores de los delanteros-delanteros.
Olvidemos entonces aquellas fruslerías del manejo de los tiempos de un equipo, del cambio de ritmo, de la sorpresa...algo de eso había desarrollado Bielsa en su primer tiempo en la selección con un equipo vertical, predecible que iba e iba y chocaba y chocaba, mecánicamente.
Lástima que luego desistió, armó un equipo distinto lleno de petisos habilidosos y sociedades triangulares.
Al presencia su propia traición se retiró con dignidad.
Como un dato histórico del doble enganche te puedo dar un ejemplo que seguramente no viste: Huracán 1973; jugaban Brindisi y Babington.
Claro la dificultad es que hay que tener un parcito de jugadores como ellos.
Si los tenés es fácil tentarse.
Saludos
No comparto la teoria....messi juega al lado de dos grandes mediocampistas que lo que hacen es "mediocampear"....hacen correr la pelota....como dijo el gran Marcelo Bielsa "para ser profundos, primero hay que ser anchos"...el futbol es juego, no solo hay que buscar efectividad...con esta de idea de defensores y delanteros, lo unico q se logra es ver partidos de ping pong, de aca para alla... mucho vertigo, mucho correr, pero mal jugado,...el ritmo es bueno...lateralizar tambien, pero hay dos maneras...a lo riquelme (lento),...o a lo zidane.....
ResponderBorrarEsteban
Pd: aclaro que a mi criterio riquelme es un gran jugador....pero anda "aburguesado"
Bien ahí. Una de las causas de sumar gente al mediocampo fue la inefable línea de tres, que quitaba un defensor para sumarlo al mediocampo o ataque. La virtud que podía tener la idea de sumar gente en posiciones más ofensivas se desdibujaba con la idea de que literalmente se sumaba un defensor al ataque. Es decir, un tipo que no tenía ni idea de lo que era hacer un pase. El doble cinco no me gusta así como no me gustan los esquemas rígidos de Bielsa o Van Gaal porque cuando no sale o te sacan la ficha, pegamos la vuelta como en 2002. Me gustan más Bollati-Pastore o Bollati-Di María que Verón con cualquiera de los otros dos. Me parece que la pelota les llega mejor a Messi y Milito.
ResponderBorrarGustavo, en esta no te banco, lo que proponés conduce fijar posiciones de ataque/defensa, lo cual entiendo que le va a quitar dinámica al juego. Además, las dos mejores selecciones de la historia metían mucha gente en el medio con buen pié y (casi) jugaban sin delanteros puros: a) en Brasil 70 de punta punta sólo iba Jairzinho que hacía las veces de 9 pero no lo era y lo más importante es que jugaba con tres enganches; y b) Holanda 74, que directamente jugaba sin 9, con dos extremos adelante, dos organizadores de juego -Neeskens y Cruyff- y todos los demás desparramados.
ResponderBorrarHernán
Hernán, simple, el mediocampismo era una buena idea entonces y es una mala idea ahora que todos lo hacen.
ResponderBorrarCriador, en Bielsa hay un atisbo de superar el mediocampismo pero lo hace al revés que Maradona. Los extremos de Bielsa son delanteros con chip de mediocampistas. Los falsos volantes del 4 2 4 son mediocampistas con chip de delanteros. El orden de los factores altera el producto. (Ya sé, Di María es el mejor ejemplo del falso volante y Jonás no, pero lo que importa es el concepto y la idea platónica que Diego tiene en su caverna personal).
El 4 2 4 permite multiplicar el menú de opciones cuando se está con la pelota y,
en términos bielsísticos, diversificar la oferta de pases. Con esa riqueza ya no es necesario el pase quirúrgico, el juego se democratiza y puede fluir sin pelotazos heroicos ni dependencia del providencial e insustitutible (y muy marcable, pegable, anulable) enganche distribuidor.
Esteban, al contrario, el esquema 4 2 4 no exige grandes corredores, minimiza el sacrificio exigido a cada jugador. Por eso es además hiper conveniente para un mundial donde se juegan partidos cada cinco días, por eso además, visto a la luz de este hecho, cobra sentido y es perfectamente lógico entrenar una sola vez por día. Economía de materiales.
A ver... Este es el antiquísimo problema del socialismo utópico, con el que lidiaron los padres del socialismo revolucionario. Es el dilema de la concepción que aquí conocemos como 'menotista': tenemos que dejar en libertad el ser naturalmente bueno que todos tenemos dentro; lo dejamos fluir y tenemos el fútbol o la sociedad perfecta. Este tipo de ideología deja sin embargo varios cabos sueltos: el primero (filosófico) es que, tal vez paradójicamente, es profundamente elitista: como eso es EL fútbol, sólo pueden jugarlo los talentosos (y esto sin hablar del corolario que lo acompaña: ese talento es innato, no puede adquirirse); el otro cabo suelto es político (o también filosófico, porque viene a responder el ‘solipsismo’ de la tesis "utópica"): ¡no jugás solo, papá!
ResponderBorrarEs un lugar común del 'menotismo' "pensar sólo en nuestro equipo", restarle importancia a lo que va a hacer el otro. "Tenemos que alejarnos de la lucha por el poder"; el poder es invencible y, además, malo; imposibilidad práctica y teórica de lidiar con él (microfísicas, autonomismos, etc.).
El problema es que los otros no sólo juegan, sino que también aman el juego; y como el juego se define en el área (en la contraria, porque para definirlo hace falta, mínimo, un gol más ahí; si se define en la nuestra es porque perdimos) o sea: se define por goles, entonces hay vencedores y vencidos; y una vez que estás en la cancha podés no querer jugar pero eso significa que perdiste. Entonces, los seres inferiores ¿qué hacen? ¿qué hacemos? Pensamos, pensamos mucho el partido, y pergeñamos tácticas y estrategias para enfrentar la superioridad en armas del rival. Una de las cosas que podemos llegar a descubrir es que en política, o en el fútbol, no existen los lugares vacíos; si uno no ocupa un espacio, el que lo ocupa es el rival; así de sencillo. Y si uno descubre cuál es el lugar que el otro deja vacío, o débil, la desleal (¿por qué debería ser leal jugar de igual a igual contra el que, se sabe, es más poderoso?) costumbre suele ser explotar ese flanco. Ahora bien, si yo fuera griego (en este caso, sin alusiones filosóficas o políticas actuales) ¿cómo podría razonar? Más o menos así: a este juego se juega con la pelota; si ellos sólo dejan dos tipos en el medio, yo tengo que tratar de tener superioridad numérica ahí, tratar de sacarles la pelota. Ahí a ellos (a nosotros) le quedan dos opciones: 1) venir a buscarla al medio, para lo cual no están, en principio, preparados, o recuperarla en defensa y pasarla rápido (por arriba o por abajo) a los atacantes; o: 2) esperaros (pero, en principio, yo manejo, –hay que ver con qué resultados– los tiempos y la pelota). Ahora bien, como vimos, esta última estrategia es la que perfila (Uruguay, Francia) Maradona: confiar en la dureza (y eficacia) de los 4 de atrás, y en el talento (y el número, en este caso: 4) (y en la eficacia) de los delanteros. Maradona entonces, obviamente, no apuesta sino a un esquema, que entiende más eficaz (y para el cual elige estos jugadores; cabiendo analizar hasta dónde los 'políticamente' posibles hoy, definen la estrategia posible –su afirmación de que él tenía un esquema diferente, con Riquelme, no suena muy sólida ni creíble–). En fin, tocayo, el interrogante final es, en el caso de que los rivales intenten ganar el mediocampo por número, ante este esquema "sin mediocampo" que elogiás, si los jugadores van a conseguir mantener una disciplina táctica y estratégica (con lo cual, posiblemente, nos vamos a embolar y, si sale bien, vamos a festejar y si sale mal nos vamos a querer matar) o no, provocando un desorden o caos (según el diario sea oficialista u opositor) con el cual nos vamos a comer las uñas, arrancar los pelos y caminar por las paredes y, si sale bien, vamos a festejar y, si sale mal ... ¡nos vamos a querer matar!
Gustavo, disiento terminantemente....Jonas Gutierrez esta en este equipo para ir y venir (ping-pong), no para atacar...no es conceptualmente un falso volante, por mas que gracias a su gran despliegue se acerce al area...Reitero la idea central, ...el futbol, como bien lo has puesto de relieve, se define en las dos areas, peero hay momentos, sectores del campo donde se gesta o se gestan esas definiciones....repito, messi juega al lado de dos animales, iniesta y xavi q hacen justamente eso..., tocar, pasar,... eligen cuando acelerar, cuando lateralizar....sin esos nexos, es imposible generar juego, porque lo importante no es solo q la reciban los delanteros, sino como, en que sectores, en que circunstancias....lo mismo para defender, los volantes presionan en ciertos sectores,en determinadas condiciones,...
ResponderBorrarPor el simple hecho de tener muchos delanteros (hipoteticamente, segun esta teoria, 4), no se ataca mas, y muuucho menos mejor....
Ademas, para nada se economizan los esfuerzos del equipo...ya que al no haber posibilidades de marcar en bloque, o en su caso, atacar en forma coordinada solo se genera caos....5 tipos corriendo para todos lados en defensa (por ende defendiendo mal y cansandose)...y 5 tipos atacando mal -sin asociarse, sin paredes, solo arrestos individuales como primera opcion-
¿ Alguna vez viste a Messi o Tevez recibir, en este equipo de frente o en diagonal al arco a solo 30 metros?....creo q muy pocas...y eso es porq no hay mediocampistas q hagan su trabajo,...generar los momentos para que ellos exploten lo q realmente saben hacer,...que como vos decis, es ser determinantes en el area contraria...saludos
Hablemos de fútbol en los blogs de Derecho, ya que en los programas deportivos se hablan boludeces. Es interesantísimo el planteo, aunque no estaría de acuerdo. Sí en que Diego tiene una idea clara de lo que quiere en la cancha, te guste o no, esa idea está. En lo otro, creo que hay un punto en que la discusión de números es siempre relativa. Los equipos de Bielsa (me pongo de pie, ahora me siento porque es incómodo escribir parado) juegan supuestamente con 4 volantes. Ahora, ¿dónde se paran esos volantes? Muy cerca del área rival. ¿Qué hacen? Presionan para tratar de recuperar lo más rápido posible y volver a atacar con 3 de puntos y volantes (muchos) que llegan. Eso no es lo mismo que el Basilismo Riquelmista o Pekermaniano de tengámosla todo el tiempo y después vemos que pasa. Y en cuanto a lo estético, déjeme disentir de nuevo. El menottismo insiste en confundir ética con estética, y entonces sus preferencias son siempre expuestas como principios morales inquebrantables: marcamos con 4 porque esa es la nuestra, el líbero y el stopper son reaccionarios, después nos abrazamos con Galtieri, pero eso qué importa. En este marco, que estoy casi seguro que usted no comparte, me permito decir que el eqipo del 86 (casi de 6 volantes: Giusti, Batista, Burruchaga, Enrique, Maradona, Olarticoechea) era para mí de una gran belleza. Recomiendo rever Argentina-Bélgica, por ejemplo. Por lo demás, siempre un placer leerlo.
ResponderBorrarAlejandro Turner
Muy bueno el intercambio pero a no quejarse cuando la mujer le demuestra que puede hablar 2 horas seguidas sobre el jabon en polvo. En la cancha el fobal parece mas simple: necesitas controlar espacios y tener desequilibrio. Y para lo primero necesitas moverte en bloque. Pongan 11 messis, y me imagino que la mayoria van a ir solitos a poblar la media cancha.
ResponderBorrarJuan Lahitou
Caro G.A.: Te escribe un silente pero empedernido seguidor de tu blog. Empedernido por su calidad, silente por mi condición de profesional no-abogado (PNA) Y vengo a romper el silencio dado que la temática remueve mis pruritos de PNA. Al postear de fóbal lanzás un nihil obstat para los PNA...
ResponderBorrarY digo: Este maravilloso no-mediocampismo de Diegote (MNMDD) resiste o pasó algún testeo empírico? Se ha visto algún resultado positivo serio (out Canada) del MNMDD? Suponés la existencia del MNMDD sólo por el elenco de convocados? No será una improvisación más del dié? EHHH??
Gustavo,
ResponderBorrarDedicate a escibir de futbol con mayor asiduidad. Tu análisis agudo me hizo recordar al maestro Dante Zavatarelli.
Coincido con vos, sólo un cambio de paradigma podrá hacer que volvamos con la copa bajo el brazo (eso quisiste decir?).
Y el fin del mediocampismo me seduce. Es algo nuevo. El ciclio se cierra. Con el 4-2-4 estamos a un paso del tradicional 3-2-5 que tantas alegrías supo dar al futbol mundial.
Me gustó mucho este post.
Saludos.
Esteban
Muy interesante y puede que tenga su confirmación en poco tiempo.
ResponderBorrarYo creo que Maradona llega a este esquema apurado por las circunstancias. Y algunos resultados lo convencieron. Yo quiero ver a la suerte ahí, empezando a jugar a nuestro favor, porque no se gana un Mundial sin ella.
Habiendo renegado de Verón siempre (desde que empezó en la Selección y no desde el 2002), creo que hoy es fundamental en el esquema que planteás. Alguien tiene que hacer la transición y Mascherano no es el más indicado. Contra Canadá quedó demostrado: Pastore no tiene el respeto de sus compañeros que si tiene el de Estudiantes.
Ah, y en el esquema que planteás no hay lugar para Tevez (lo cual me parece bárbaro). Ojo, que la presión para ponerlo es mucha. Ojalá Maradona no flaquee.
Yo creo que un Mundial se gana, fundamentalmente, defendiendo bien. Los últimos campeones no practicaron fútbol-champán: Brasil e Italia apostaron al 0 en su arco porque sabían que algún gol iban a hacer. Si Argentina apuesta a clausurar su arco, algún gol pueden hacer Di María, Messi e Higuaín.
Ojalá tengan que hacer una cola desde el Obelisco a Ezeiza para pedirle perdón a Maradona todos los que hasta hace poco y hoy lo critican. Van Gaal incluído.
Saludos.
Mira, me chupa un huevo si hay o no hay mediocampo, defensa, delanteros.
ResponderBorrarSi quieren jugar con 11 arqueros, que juegen.
Solo les pido una cosa. Que ganen.
El planteo es genialmente provocador. Lo tomo para tocoypaso.blogspot.com - Tiene algo de cierto, posiblemente, pero parte de algunas premisas un poco forzadas para llegar a la esperanzadora conclusión. Si en vez de Jonás o Maxi -que a mi criterio son, respectivamente, un carrilero típico y un volante clásico- jugara por ejemplo Carlitos Tévez, habría una aproximación más contundente. Pero esa misma situación nos muestra que finalmente todo depende más de las características de los jugadores que del hipotético esquema (en el diagrama previo, Otamendi y Heinze no se diferenciarían de Ibarra y Clemente Rodríguez, aunque a la hora de la verdad sabemos que son muy diferentes). De todos modos, no comparto los calificativos tan despectivos hacia el mediocampismo. Jugar con muchos volantes no significa jugar feo o ser ineficiente. Eso queda ratificado si es que -como plantea el post- el fin del mediocampismo expulsa a un jugador como Riquelme. Finalmente (y en clave de broma, desde ya): si Santa Rosa es escala 1:100 la muestra del éxito del 4-2-4, el equipo de Periodistas (reciente bicampeón del torneo de profesionales) vendría a ser, escala 1:1000, la demostración de que aún es exitosa la receta del mediocampismo, porque fue un equipo que apostó a copar la mediacancha -tratando de cuidar la pelota y con espíritu ofensivo, eso sí- que sigue siendo el lugar en el que el trámite de los partidos se inclinan para uno u otro lado.
ResponderBorrarLuego de leer este post, el DT de México definió su convocatoria ayer. De la lista entera de los 23, los mediocampistas que quedaron fueron 3. He ahí otro equipo antimediocampista, un Plan B para testear la hipotesis por si Maradona se acobarda y vuelve al canonico 4 4 2.
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ResponderBorrarMe llegaron los ejemplares de la revistita OBLOGO. No sólo publican este post, sino que también ponen la foto del CASR! Emoción pura.
ResponderBorrarSobre el post, ha pasado más de un mes y tenemos casi el 90 % de los partidos del mundial, y todavía es prematuro opinar.
La novedad más obvia es que Maradona descubrió a Tévez y no renuncia (todavía) a Di María. El dibujo es el imaginado y deseable 4 - 2 - 4.