Macrigate, toma 3: ¿Juicio político?

Tema 1

El juicio político tiene un problema: quién se lo inicia. ¿Procede la "autodenuncia" en un proceso de destitución? Una demanda de este tipo no puede tener un contenido frívolo: quien la presenta debe señalar cuál es el acto de mal desempeño o el delito cometido por el Jefe de Gobierno, cuáles serián las pruebas, y por qué el está convencido de que es positivamente así. Algo de eso decía Diego F. en este post. Entonces, si lo va a iniciar alguien del PRO, un juicio político sólo podría partir con un escrito que consista en presentar una hipótesis y negarla al mismo tiempo: vamos a hacer un juicio político por delitos que no creemos que existan.


Tema 2

Veamos tres líneas de defensa en abstracto.

La primera es evitar un procesamiento y la consecuente elevación a juicio. El procesamiento de Macri es eventualmente revocable, el puede pedir todavía producir pruebas que lo desvinculen, pero lo más probable es que continue procesado y eventualmente habrá juicio oral (judicial).

La segunda es dilatar con chicanas el juicio oral, sembrar el proceso de nulidades y chicanas, apostando no tanto a una eventual prescripción, sino a que los resultados condenatorios puedan recaer más adelante, en nuevos escenarios políticos que puedan condicionar la condena. Esto lo puede hacer Menem o De la Rúa, pero alguien que quiere tener futuro político no puede estar todo el tiempo con la capiti deminutio de un procesamiento en la espalda.

Entonces la tercera es apostar a una elevación a juicio prematura, cuando hay puntos de la causa que judicialmente no están maduros para terminar de cerrar una acusación. Este es, entiendo, el momento actual del juicio, y la razón por la que Macri -correctamente- se apresura a reclamar el enjuiciamiento en sede penal, y a autopromovérselo en la Legislatura.

Alguien me dirá que el fast juicio que pide Macri para despejar su buen nombre y honor es perfectamente compatible con la sensación de incomodidad y agobio propia de un inocente injustamente acusado. Asumiremos, por un lado, que esto puede ser verdad (realmente puede serlo, no sólo como hipótesis, incluso en el sentido de que su participación es indemostrable). En clave judicial también habrá que puntuar que un imputado (en este caso, uno de muchos involucrados en un proceso con muchos consortes de causa) no es el dueño del juicio ni el director del proceso. Y un caso de este tipo es como una caravana que tiene la velocidad del más lento de sus miembros. No habrá juicio judicial enseguida.

En cuanto al juicio político, la prisa tiene el problema de que conduce a una suerte de desnaturalización del instituto. Supongamos que yo estoy involucrado en un hecho gravísimo. A la primera señal de alerta, "me promuevo" un juicio político. Con lo poco que se pueda saber hasta ahí, y con los plazos breves que suelen regir en procesos de impeachment (en el caso de la CABA, 60 días) no hay bases para una destitución fundada. Un control parcial de la Legislatura o sala Juzgadora me permitirá salir airoso (rigen mayorías calificadas, de dos tercios, para la destitución). Entonces zafo, y nunca más me van a poder juzgar (políticamente) por el mismo hecho.