Brevísima historia contemporánea de la Corte Suprema Argentina

 

Asi era el titulo de base en el Word del ensayo que estuve trabajando y publicó Anfibia esta semana: "Todo fallo es político".

Los remito a su lectura si gustan, y van algunas apostillas un poco en modo backstage

Antes que nada, el por qué: en un tribunal que está bajo la luz focal (pero no es el único en el mundo, la judicialización es el signo de los tiempos) me pareció que podía servir mirar que hizo y dejó de hacer en sus fallos mas allá de la coyuntura.

Es .advierto- un artículo largo, pero a la vez lo fui recortando para que no lo fuera demasiado. En eso tenía que transitar varios compromisos, que quiera poner por escrito como advertencia y como discurso de método.

Y entonces: la primera cuestión (y obvia porque se publica en un lugar "no jurídico") es que quise que fuera "ATP", no solo consumible para el grupo de "juristas". Esto me llevó a dejar de lado algunos fallos importantes y que discutimos mucho en el gremio (el más importante de los cuales puedo ser ese paso de comedia de godzilla vs. kong entre la Corte argentina y la Corte IDH a raíz del fallo "Ministerio RRHH"), y a usar un enfoque macro, de "caja negra", sin detenerme demasiado en las discusiones más microeconómicas de análisis de votos concurrentes y disidentes. 

La segunda cuestión es que fuera completo y no parcial. Eso implica que tenía que hacer un ejercicio de síntesis extrema: mi idea fue que estuvieran todos los greatest hist (y flops) de la Corte en su etapa contemporánea. Esto también implicó una suerte lógica "Arca de Noé": en cada área había que elegir "un par de cada especie", de forma tal que muchos fallos importantes quedaron implícitamente "representados" por otros que elegí para mostrar esa línea o tendencia. 

Un poco el espíritu era este: suponete que resucita un hipotético Bidart Campos (1927-2004), y quiere tener un "resumen Repetto" de lo que estuvo haciendo la Corte en su ausencia de este plano espacio-temporal. Bueno, hizo más o menos eso, esto pasó. 


La forma del elefante

Y lo tercero es un ejercicio de composición y perspectiva. En base a ese contrato de lectura, eeportar la jurisprudencia de un tribunal no es hacer un informe atomizado de años y carátulas, un censo de árboles que se anotan en fichas como si no formaran parte de un bosque. Por eso es importante encontrar y organizar narrativas. Ahí el ejercicio se torna complejo porque toda jurisprudencia es un elefante, y alguien puede mirarle la trompa, otros las patas, otro la cabeza, otro la cola, otro su noble memoria, otro el popó enorme que acaba de hacer. Los especialistas la van a describir bien (y yo mismo puedo hacerlo) pero el riesgo de esa descripción es que se pierda la figura de un elefante. 

Es cierto que puede haber varias reconstrucciones del elefante. Y varias versiones y libretos para un tribunal que fue y puede ser un elefante de batalla, otras veces un elefante de circo, otras veces un elefante de carga, otras un elefante de porcelana.  Yo elegí perfilarlo mostrando luces y sombras, mirar el ejemplar sin dejar de mirar el bioma, de un modo que me pareció justo y útil para tener una mirada global. asumiendo el riesgo que toma persona que hace mapas que no sean escala uno a uno.

Un ejercicio -no es una teoría del elefante- que espero les interese.

Posdata final de reconocimiento: la nota está muy lindamente ilustrada por Juan Soto, y en lo que estrictamente prosa (y cuerpo) su tono mejoró muchísimo con las sugerencias de ida y vuelta con Sebastián Ortega, editor de Anfibia, que me fue sacando varios ripios y señalizando problemas que traté de evitar o minimzar (seguramente no sin incurrir en otros!)