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Algo sobre teorías y prácticas del derecho

jueves, julio 24, 2014

Preguntas frecuentes sobre la cláusula RUFO (y respuestas infrecuentes)


¿Qué es la cláusula RUFO? 

La cláusula RUFO (por Rights Upon Future Offers) da a los bonistas que resignaron parte de la deuda incumplida por Argentina y entraron al canje (holdin) un derecho a que su bono sea equiparado a cualquier otra mejor oferta que el emisor de los bonos defaulteados haga a los que no entraron (holdouts) en un plazo determinado (en el caso que nos ocupa, ese plazo se vence en 2015).

Lo que está en discusión aquí es si es posible que un cumplimiento del fallo ("pagando" en efectivo -lo que es improbable- o con bonos -lo que es aconsejable-) pueda ser interpretado como una "mejor oferta" y a partir de eso los holdin reclamen igualdad de tratamiento con los holdouts que litigaron y consiguieron cobrar más plata que ellos.


¿Cuál es la posibilidad de que se active la RUFO "pagando" a los holdouts?

La mejor estimación de la posibilidad de que pagando una sentencia pasada en calidad de cosa juzgada Argentina se exponga a que reclamen holdins por RUFO es la siguiente

Cero (0). Sin decimales

Claro: yo puedo decir que es cero sin decimales porque no soy un abogado que tenga que firmar eso a mi cliente.

Si lo fuera, pondría "0,01".

Todo el que opina profesionalmente busca una cobertura ante contingencias inesperadas (los holdins sobornan al juez) y también porque siente que si da una respuesta muy directa y simple le está bajando el precio a su trabajo (era muy fácil). Así que llegamos a ese escenario donde, con decimales o con adverbios, metemos incertezas y escenarios plausibles por el solo hecho de que "podría" algo ocurrir. También podrían invadir USA los cubanos, ninguna ley de la física lo prohíbe, y entonces el tribunal tendrá un juez comunista que seguramente fallará contra los buitres. En fin.

Y luego viene el cliente (Estado Argentino) ve el "0,01", lo lee literal, y dice: ey, ahí hay un 1% de chances de que me mande macana ENORME si pago, así que no pago, sería irresponsable hacerlo.

Por esa razón la estimación "profesional" no es la "mejor" estimación, sino una estimación en verdad distorsionada, con la perversidad de que su sola emisión la convierte en "real" como insumo de una estrategia. No existen los hechos, sólo existen las interpretaciones.

Pero la mejor estimación, de vuelta, es cero-sin-decimales. Y la razón es simple y directa: una mejor oferta abierta (el objeto fin, el telos de la RUFO) no es igual al cumplimiento de una orden de pago judicial dada por una sentencia pasada en calidad de cosa juzgada.


¿Y no se activa la RUFO por el solo hecho de que nos estemos sentando a negociar con el mediador?

En modo alguno. Primero, es un evento "resistido", "involuntario", una contingencia que al deudor le era tan resistida que la litigó a troche y moche hasta la Corte Suprema, lo que es claramente indicativo de que no fue "oferta" voluntaria y abierta. A partir de ahí, nada impide que en un juicio perdido un deudor negocie una cierta forma de pago (en cuotas documentadas) pero lo que pagará al cabo es una sentencia como cualquier otra, cosa que no le incumbe a terceros que no hicieron juicio.


¿Y por qué Griesa no nos lo asegura? 

Hay una razón simple: limitado por su competencia al caso en el que debe fallar, técnicamente no puede hacerlo.


¿Y si estamos tan ciertos de que es cero, por qué los bonistas no pagan una póliza que cubra el riesgo de que algún juez considere que el pago/arreglo con holdouts sí es un hecho que dispare RUFO? 

La razón es que eso altera sustancialmente el escenario: ya se sale de la secuencia simple *juicio en contra y pago posterior* y revela cola de paja.

El deudor holdin podría decir: el hecho mismo de que se hayan querido cubrir contra un riesgo revela que lo estaban haciendo a sabiendas de ese acto mismo podía ser sospechado, lo que lo convierte en sospechoso. Que ello haya sido condición del pago siendo un seguro claramente inusual, y afrontado por una sola de las partes, revela -podrá alegarse- que había connivencia entre el deudor y el pagador. 

Así que, como en una profecía autocumplida, el solo hecho de asegurar algo hace que escale fenomenalmente la chance de que ocurra el hecho asegurable. Por esta razón, el precio de tal seguro ya no será tan "trivial". Y nótese que en el hipotético caso de que ese seguro se hiciera, también Argentina podría ser demandado en forma solidaria.

Y además, un default cubierto por seguro sigue siendo un default, del mismo modo que un choque cubierto por seguro sigue siendo un choque (en ambos casos, un problema, sólo que de muy diferente órdenes de magnitud).


¿Y a todo esto, quien nos mandó a poner la cláusula RUFO? 

Se discute si haberla incluido es un error de diseño de la reestructuración de la deuda: no me parece. Es la única forma en que el Estado Argentino podía evitar que alguien especulara con no entrar a un "primer" canje con la idea de que el que entre en un canje "posterior" iba a ser mejor pagado (tal como habitualmente ocurre con los vendedores de las "últimas" fracciones de una cosa divisible).



miércoles, julio 23, 2014

Sobre una posible vía judicial para evitar el default

A los efectos de este post hemos asumido que quien lee algo con este título está al tanto del contexto legal y económico del asunto y la coyuntura a hoy, 23 de julio de 2014. En cualquier caso, recomendamos leer esta nota de Maxi Montenegro (lo pertinente es párrafo 2do. en adelante) o este post de Lucas Llach imaginando el default.

Lo que sigue, que no es estrictamente asertivo, está pensado con lógica de brainstorming, y tiene varios pasos que sucintamente describimos:

  • Empezamos por el final: paradójicamente, a Argentina le vendría bien una sentencia que la condene. Para ser más específicos, estamos pensando en una sentencia que le ordene pagar a los holdin (los que aceptaron) en los términos de la deuda reestructurada, de forma tal que sus agentes de pago queden legalmente cubiertos.
  • El primer paso es el siguiente: que el Estado Argentino promueva aquí, en sede local, una acción declarativa de certeza para establecer (en la práctica, para ratificar) los términos en los que debe cumplir con el pago a los bonistas que "entraron" al canje.
  • ¿Factible? Hasta ahí, sí. Es claro que la situación actual (incertidumbre sobre la posibilidad de efectuar el pago) encuadra en los presupuestos procesales que usamos para habilitar la acción declarativa de certeza. En la práctica podría articularse un planteo que se haga en la primera instancia o la alternativa de ir en paralelo via per saltum para lograr un fallo a nivel de Corte Suprema. Alegando gravedad institucional, que la hay de modo evidente, no sería imposible alinear los planetas para que haya una sentencia declarativa congruente con lo que se pide.
  • ¿Inocua? Hasta ahí, si. Pero una vez obtenida esa sentencia express en jurisdicción argentina, se procede a pedir el exequatur, su ejecución en sede extranjera.
  • Así, Argentina podría ir a pedir voluntariamente su propia ejecución en Nueva York, pidiendo que se le permita ir efectivizando los vencimientos a holdins conforme a esta nueva causa (incluso puede depositar en consignación los montos al efecto, mas la parte -proporcional a la quita del canje- para cobro a cuenta de los holdouts).
  • Es claro que habrá conflicto con la orden de pago a holdouts que ya es cosa juzgada. Ahora bien, siendo estrictamente un nuevo caso (distinto) que puede ser relitigado a instancias superiores a las de Griesa, a partir de esto se podría conseguir una nueva oportunidad para rediscutir un stay y aunque no funcione o prospere al final esto nos puede llevar a las aguas más seguras del 2015 (post RUFO), como hipótesis de mínima.
  • A todo evento, esa misma sentencia puede ser utilizada por Argentina para pedir su ejecución en otros países, y de esa forma salvar la responsabilidad del agente de pago que se encargue del asunto (que estaría cubierto por una orden judicial específica, por intermedio del exequatur de la declarativa). 
  • Mas allá de lo jurídico, esto tiene varios efectos: es un gesto de autosometimiento y reconocimiento vinculante de la voluntad de pago, involucra al Poder Judicial (la rama que faltaba) en la política de pago de la deuda, no es riesgoso ni excluyente de otras alternativas y de la continuidad misma de la negociación con holdouts que judicializaron. 

El esquema es muy contingente (hay variaciones o depuraciones posibles) y conjetural (plasmarlo es intentar un escape inesperado, in extremis, una maniobra de Indiana Jones) aunque no está desprovisto de base legal, ni es más improbable que otras cosas que hemos visto funcionar, empezando por la interpretación de pari passu de la justicia norteamericana.

Claro que los tiempos están apretadísimos, y esto no es más que un ejercicio libre de ingeniería procesal, claramente navegando en aguas no cartografiadas (de hecho, el caso de estos holdouts es singular en más de un sentido y por eso no existen hoy, para nadie, rutas seguras y conocidas).

miércoles, julio 16, 2014

Buscando señales en el ruido de Brasil 2014

Despojado del alter ego alexyano, algunas cositas sobre el Mundial, antes de volver al nicho (expresión muy apropiada) temático de este blog.

Mundial: no hay con qué darle. Allá por marzo, recuerdo haber dicho: "Me entusiasma más la pelea del Chino Maidana que lo que vaya a hacer Argentina en el Mundial de Brasil". Fui de los que pensé que no había "clima mundialista" y que no era sólo por impericia de los agentes publicitarios, sino porque había un apagamiento de la gente, tal vez por sobreexposición al producto fútbol. Hete aquí que no, claramente. La administrada escasez de la cosa (solo hay uno cada cuatro años), la densidad de eventos (64 partidos en un mes), la recuperación abismal del amateurismo pleno en sus actores, la simplicidad y rigor del formato alinea todos el planeta. El saldo que emerge de Brasil es que todas las demás cosas que nos pueden interesar en el rubro recreativo no tienen equivalencia posible con la hondura con la que cala un mundial. Juegos Olímpicos, Copas América, superclásicos o intercontinentales, Champions League, todos son espectaculos de intensidad y anclaje muy inferior. No hay con qué darle.

El sistema Mascherano. Está muy bien lo que dice Mascherano, además de su evaluación por las cosas resultados absolutos, tienen que evaluarse por resultados relativos: cómo estábamos cuando empezamos algo, y cómo estamos ahora. Cierto consenso era que la seleccíón podía darse por cumplida si llegaba a semifinales, y superó esa cota. Lo hizo sin apabullar pero sin tambalear, y le dio durísima batalla al que fue claramente el mejor equipo del mundo, y es hoy, y por cuatro años, el segundo mejor país en algo que le importa a demasiada gente. No está nada mal. La derrota- dice Saramago- tiene algo positivo, nunca es definitiva; en cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.

"Nos creemos más que lo que somos". Sabella dijo un par de veces que "nos creemos más que lo que somos". Esta distorsión no es gratuita. La cuenta  @ProgramaAEDuns, del Programa AED de la Universidad Nacional del Sur explicó en algunos tuits que pongo en prosa este tópico del Análisis Económico del Derecho. Expectativas exageradas sobre nuestras capacidades hacen que un acuerdo objetivamente razonable, nos parezca poco atractivo e inaceptable. Excesivo optimismo dificulta alcanzar acuerdos, y por eso "creerse más" impide alcanzar acuerdos (privados, institucionales) convenientes.

Una valoración negativa del equipo requiere entonces suponer que era inaceptable no ganar este mundial. Ahora bien, para poner en contexto a qué nivel eso es una fanfarronada revisemos la muy simple materia pendiente que ya expusimos en este blog. Y van a ver.

La materia pendiente: ganarle a un grande. Sí, Argentina logró en este mundial "pasar el Rubicón" de los cuartos de final, y llegar al bendito horizonte de siete partidos. Pero fíjense: sigue sin poder ganarle a un equipo grande desde aquel gol de Caniggia a Brasil en 1990. Más aún, en ocho partidos sólo pudo hacer cuatro goles, y uno sólo en juego abierto: Piojo López a Holanda en 1998.




Escuchame entre el ruido. Y esto es todo, no vamos a hacer malabarismos para ver al trasluz el equipo a ver si le encontramos un "mensaje". Hay una arrogancia intelectual en buscar "señales" en cualquier "ruido". Fue un equipo de gente que logró jugar muy bien, que aprovechó sus ráfagas de buena fortuna y le echó cara a los vientos adversos. Dicho esto: es cierto y evidente que un equipo que llega a ese nivel de exposición -en nuestra pequeña aldea- puede tener un efecto inspirador, emulativo. Un montón de cosas entonces salen bien paradas cuando uno mira a esta Selección de Sabella. Rescato el hecho de que se jugó bien sin protestas ni malas artes cuando la cosa estuvo bien (lo que además de ético es estratégicamente correcto: el equipo no le sobraba nada para distraerse en cosas que no fueran el juego), y cuando la cosa salió mal no oí a ningún jugador poner otra excusa que la de lamentarse por no haberlo podido hacer mejor. No árbitro, no suerte. Los jugadores están más maduros que los hinchas. Hay que seguir jugando. Ya va a salir.

En perspectiva, este fue el anteúltimo mundial. Queda el último en Rusia. Nadie se tomará en serio un Mundial en Qatar. Y 2026 es otra vida.

Mientras tanto, lean a Quintín contando qué pasó en Brasil y a Federico Poore explicando por qué este fue el Mejor Mundial de todos los tiempos.


viernes, julio 11, 2014

El cuaderno táctico de Robert Alexy: cómo ganarle el mundial a Alemania

Los últimos mails nos muestran a un Robert Alexy consternado, con su vida descontrolada ("son muchos años de excesos", dice) y un gran signo de interrogación sobre su futuro. Al tramitar la renovación de su estipendio, el SIGEVA de Gotinga no habilita ya sus solicitudes. Paralelamente, las autoridades le han abierto un expediente por malversacion de fondos, por utilizar a becarios para la compilación de estadísticas "ajenas a su objeto de estudio". "Esta humillación y persecución de la que soy objeto demuestra la decadencia del Estado Alemán, que ciertamente no me merece" -nos dice en el correo- "y esta afirmación me lleva a reconsiderar muchas cosas".

En esta ola espiral descendente de pesimismo y autoconmiseración, dice inesperadamente Alexy:


La derrota de Alemania es posible tácticamente, deseable axiológicamente y esperable estadísticamente, tal como expondré a continuación.

a) Posibilidad táctica

El partido a ver para ganarle a Alemania es el de Francia, y no el outlier que se vio el martes con Brasil implosionando en vivo a doce mil frigorías. Francia, incluso a velocidad diesel, se mantuvo en partido hasta el final y tuvo un par de chances a pesar de haber tenido la desgracia de recibir un gol al principio con todo lo que ello implica para la memoria emotiva de un francés. Y Francia tiene menor actitud, peor material técnico y peor sistema táctico que el que -cabe presumir- Argentina le opondrá el domingo, en un partido inevitablemente muy disputado.

Alemania es dos equipos por el precio de uno. Simplificando, juega 4-1-4-1 cuando no tiene la pelota y 4-3-3 cuando la tiene. Alemania confía demasiado en su sistema y no va a hacer ajustes demasiado específicos para Argentina (como si los hicieron belgas y holandeses sofocando a Messi).

Alemania es como un arco: tarda tres segundos en tensarse, y al soltarlo la flecha se dispara en un milisegundo. Porque es un equipo asimétrico en los tiempos de reacción de sus transiciones: pasa rapidísimo del 4-1-4-1 al 4-3-3 (cinco de los goles vs. Brasil "nacieron" en la transición), pero tarda segundos vitales en ajustarse al revés. Todo no se puede en la vida.

Argentina tiene que explotar ese delay en el desdoble y lo podría hacer con dos cosas que hasta ahora ha hecho muy poco: (a) jugar a un toque, y (b) encarar al rival. Te llega la pelota: tocá, encará. Eso.

Es cierto que ese enfoque multiplicaría el número de eventos de posesión riesgosa y por ende el número de eventos de rápida recuperación de pelota por parte del rival. De vuelta, todo no se puede en la vida. Pero es un riesgo calculado porque Argentina es un equipo que se ha mostrado veloz y solvente para reagruparse en defensa, donde nunca queda descompensado.

Argentina, pensamos, puede derrotar a Alemania apelando a un concepto Alemán: la estrategia del Blitzkrieg.

Entonces, promoción válida sólo para este partido: hay que poseer poco, jugar rápido y vertical, y entrar por donde no lo esperan: por dentro, no por las bandas, nunca solos sino acompañados (concentrar las fuerzas en un punto frágil: ¡Schwerpunktprinzip!). Y pegarle al arco a cada rato y de donde sea (el arquero alemán, buenísimo pero emperrado en cobrar viáticos como líbero, invita a que lo hagan, le falta poner un cartel).

Hay que apelar, en suma, a esa forma de ataque festiva, aniñada y gozosamente ligera, propia del patio del recreo; tan inconsciente y primitiva que da la vuelta y termina siendo la última sofisticación del juego de los tacticistas.

Los blindajes, coberturas y planes bélicos de Alemania pueden resistir otras cosas, pero no tiene un plan contra una decidida intifada preescolar.


b) Deseabilidad axiológica

En un mundo que sobrevalora la previsibilidad curricular, el ingenio del stand up y el lenguaje corporal de los sabihondos y campeones de la vida; los jugadores del pueblo, para el pueblo y por el pueblo; los liderazgos enfáticos y la prosa vaporosa, aceitosa y lubricante, no dejo de advertir cierta épica y cierto gusto en que le vaya bien a Sabella, el hombre gris, el hombre que en su rostro de cada partido nos muestra el punto clave de la angustia existencial humana, expresando muy patentemente que la verdad de la vida es que son más las cosas que él no sabe que las que sabe.

Como todos nosotros, del primero al último.


c) Esperabilidad estadística

Existe el conocido fenómeno de regresión a la media, que no es lo mismo que la falacia del jugador, que sustenta la línea argumental que desarrollaré a continuación.

Alemania viene de jugar un partido insuperable e irrepetible.

Por eso Alemania sabe que el domingo, en su partido más importante, en el partido que define una generación de jugadores brillante pero que no ganó nunca nada, Alemania sabe que justo ese día va a jugar peor que lo que lo hizo el martes.

Y va a jugar ese partido pensando, en un punto, esto que sigue: sería especialmente irónico, y ridículo, que después de habernos gastado tantas balas redundantes en martirizar a un rival caído nos encontremos con que nos faltan cuando las necesitamos.

Cuando oiga el pitido inicial el domingo, Alemania rompe el hechizo y será como Orson Welles gritando "acción" al empezar el rodaje en la primera película después de "El Ciudadano".

Es un grupo de jugadores que notará que desde ese martes que ya pasó, todo lo que les queda en la vida es bajada, degradación, envejecimiento y declive.

Tal vez también lo sea, para nosotros, como espectadores.

Y no se si esto es una buena noticia.

Ha sido un gusto compartir este mundial con ustedes.

Abrazos,

Prof. Dr. Dr. h.c. mult. Robert Alexy
Christian-Albrechts-Universität zu Kiel Juristisches Seminar
Olshausenstr. 40
24118 Kiel


lunes, julio 07, 2014

El cuaderno táctico de Robert Alexy: la historia hostil, y el G9 de los mundiales

Disperso mail de Robert Alexy, que oscila entre la depresión y la euforia nacionalista alemana. Alega que promete repudiar públicamente la teoría de la ponderación si su equipo no sale campeón, al tiempo que -movido por la revelación de su romance con Bonnie Tyler- nos cuenta historias fascinantes de su vida fuera del derecho, como su proyecto comunitario hippie de elaboración de quesos en Nimes en el verano del amor, "injusta y ajurídicamente clausurado por los desvaríos regulatorios del estado francés, que invocaba que no se podía producir un queso en una región distinta de la que había inventado ese queso".

En fin, en lo que sigue va traducción de lo que nos dice Alexy, en su parte pertinente.

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La historia importa. 

A un centímetro de la gloria estuvo Chile, a dos minutos de la gloria México, a un árbitro de la gloria Colombia, a un tercer arquero de la gloria Costa Rica. Pero las excusas no se filman.

Y en un punto tatuarse lo de Pinilla es perdedor, porque se fija en un evento pasado e inevitable. Yo, por ejemplo, tengo este tatuaje en el brazo.

Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better.

Esa es la lección para esos equipos. A la elite de la historia en los mundiales no se llega en una sola generación. Hay que hacer el cursus honorum. Veamos los últimos tres socios del club: Argentina y Francia lo consiguieron sólo con ventaja de localía, y España llevada por la marea de la burbuja que hizo tan grande su Liga y sus clubes; todos tuvieron antes varias camadas de participaciones brillantes sin llegar a campeón, hasta que lo consiguieron.


El mejor y el peor del G9 

Porque está claro que en el fútbol hay un grupo de elite histórico formado por los ocho campeones más Holanda, el campeón sin corona del fútbol mudial. Dejando de lado las referencias que prescribieron (esto es, todo lo que va desde el mundial 1994 para atrás, aplica plazo veinteañal) hay un solo equipo que nunca le pudo ganar en mundiales a rivales de esa elite.

Adivinen cual es, argentinos (y fíjense cual es el que tiene el mayor porcentaje de victorias).





El campeonato histórico entre G9s que compilaron mis minions de la Facultad de Gotinga arroja algunos datos interesantes.

  • Han sido en general partidos abiertos: sólo un tercio de ellos terminaron en empates en tiempos reglamentarios. 
  • El nivel de competitividad y paridad es tan alto que incluso los de mejor performance no han podido ganar ni la mitad de los partidos disputados (los dos mejores datos son de 44%, y para desempatar ponemos primero al que menos perdió).
  • Finalmente, al que se presupone el mejor de todos (Brasil) lo van a ver en mitad de tabla cuando le contamos las costillas de partidos "contemporáneos" jugados contra rivales de su tamaño.


El día de la marmota 

En sus tribulaciones mundialistas contra el G9 Argentina jugó seis partidos en los que sólo pudo hacer cuatro goles. Uno solo de juego abierto (Pîojo López en su empate transitorio contra Holanda en 1998), los otros tres de pelota parada (el penal de Batistuta y la jugada para Zanetti con Inglaterra en ese mundial; el cabezazo de corner de Roberto Ayala contra Alemania en 2006).

Y sus rivales le metieron goles (diez en total) en todos los partidos, menos en uno: una anomalía que por respeto no eliminamos de la estadística, pero que se jugó a media máquina con los dos equipos clasificados como último partido de una fase de grupos (el Argentina-Holanda de 2006, 0 a 0).

De hecho, el último triunfo contra un G9 fue aquella victoria -conseguida de puta casualidad- contra Brasil en Turín, encapsulada en la memoria colectiva y cristalizada en lo que es hoy el himno no oficial del equipo. Nunca más Argentina le pudo ganar otra vez a un G9 (eliminó a Italia en ese mundial, y a Inglaterra en el 98, pero fue avanzando por penales).

¿Adonde nos conduce esto? En primer lugar, a poner en contexto lo difícil que es el nivel G9 de la play, lo hostil que ha sido para la Argentina sin Maradona, cuál es la estatura del desafío que le viene. Y en segundo lugar, a que los hermanos argentinos comprendan que en su libreta de calificaciones están debiendo una materia previa.

Argentina vuelve a citarse con la historia: así como estaba la maldición de cuartos, está la maldición de no poder ganarle de verdad a uno de su tamaño.

Argentina no tiene que ser el día de la marmota del fútbol, haciendo que los nietos de sus nietos sigan cantando la canción deprimente esa que determina paternidad histórica en base a un solo punto de datos.

Argentina tiene que ganarle a un G9.

martes, julio 01, 2014

El cuaderno táctico de Robert Alexy: del muro helvético al muro magrebí

Aproximadamente a mitad del segundo tiempo, con Alemania cero Argelia cero, Robert Alexy nos enviaba un mail cuyo asunto era el siguiente:

Spielrn / die scheide von eure Mutter 

y luego llegó un correo de voz de similar talante con letra alemana sobre música de Bonnie Tyler (que en determinado momento fue su novia, en aquel verano que pasaron juntos en Hamburgo, esto dicho por el propio Alexy "al margen de todo interés estrictamente táctico o jurídico").

Un día después, vemos que el profesor ha recobrado la compostura y nos escribe su apunte sobre los últimos partidos, que aquí extractamos.

Dice Alexy 

Donde otros han visto drama, nerviosismo y desesperación yo he visto un gran partido de Algeria y de Suiza, ambos ejecutando variaciones de una táctica muy interesante: cortar el flujo de pases del rival. 

O, para ser más precisos, complicar el segundo pase, aquel que se da para entrar en el tercio de ataque.

Es una idea distinta de la de impedir el último pase, (lo que hicieron tan bien en este mundial los iraníes) y de la de salir con presión alta (modelo simeone-bielsa) a impedir el primer pase. No se marca al jugador, ni siquiera se busca en primera instancia activamente el recupero de la pelota, sino que se marcan los espacios por donde se arman los circuitos de juego. La foto ya famosa de Messi de la derecha es representativa de la idea.


Pases de Argentina contra Suiza

El principal problema de esta táctica es que requiere una movilidad intensa de los jugadores y demanda constantes ajustes entre líneas para quien la ejecuta. Es difícil de sostener en el tiempo, aunque el rival que ataca se va también cansando. 

Con variaciones, Argelia y Suiza lo hicieron fantásticamente. Al costado pueden ver los resultados.

Pases de Alemania contra Argelia
Verán que casi no hay pases "azules" (completados) en zonas altas. Y muchos de los completados fueron pases donde el receptor llega exigido, con lo que tiene que devolver atrás para rearmar la jugada.

Los ataques tienen que desgastarse para buscar las grietas del muro (Higuaín así corrió un monton) y quedan exhaustos. 

Como le pasó a nuestro compatriota Rommel en Africa, cuando los suministros se acumulaban en Trípoli y no llegaban al frente.

Hay formas de salir de esto, pero tienen sus contraindicaciones. El tan poco usado pase por alto, por ejemplo, que se puede hacer en diagonal o en forma de centro, tiene el problema que es una catapulta que puede generar muchos contraataques rivales. De hecho, varias oportunidades de Argelia y de Suiza tuvieron ese origen.

Es difícil para el equipo que ataca jugar contra esto, sobre todo cuando empieza a pesar la carga psicológica de un rival que está haciendo muy bien su plan. Alemania tuvo sus problemas al abusar del pase al costado. Argentina los tuvo al abusar del pase de dos tiempos (tanto Mascherano como Gago se abstuvieron de jugar a un toque) lo que quita sorpresa y permite que todo el mundo se reacomode.

La otra forma de superar el muro sería con paredes cortas o encarando con gambeta. Los alemanes lo intentaron poco y cuando les salió metieron gol (y perdonaron un par al final). Argentina lo intentó más, con menos suerte. Pero al final se le dio.

Como nota al margen, los últimos cuatro minutos del partido de hoy fueron épicos, y mas allá de que los argentinos estaban desquiciados, desconcentrados y vacíos después del desfogue del festejo, nos dejan la duda de si Suiza no tenía efectivamente material para encarar un enfoque táctico más agresivo y no tan mural. Pero las tradiciones y las camisetas pesan.

Lo cual me remite a mi última observación, que a esta altura no estoy con disposición para explicar y fundamentar in extenso, es que el equipo de Colombia presenta severas vulnerabilidades, razón por la cual le he apostado a Bernal Pulido que si superan la próxima ronda abandono la filosofía del derecho y me dedico a dar cursos sobre astreintes y sobre juicios monitorios.

Lo que sería un gran avance para la ciencia, me dijo el envidioso.

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